La casa de Halvar.
Cuento tradicional de Suecia.
Hace muchos años, en los montes de Suecia, vivió un gigante llamado Halvar. Era
un gigante pobre porque era bueno y generoso. Lo poco que tenía, lo regalaba, ya
que nada le gustaba más que hacer felices a los demás.
La gente que pasaba por delante de su casa le saludaba y él siempre les ofrecía una
de sus grandes sonrisas.
Un día que Halvar estaba sentado tomando el sol, pasó por allí un hombre que
llevaba una vaca. El hombre tenía aspecto famélico y triste, y su vaca era un montón
de huesos.
– Buenos días señor – dijo el campesino, que iba a la ciudad
– Buenos días, buen hombre- contestó Halvar -. ¿Vas al mercado a vender tu vaca?
– Sí- contestó – Mi esposa y yo vivimos en una granja no muy lejos de aquí. Me
llevo la vaca a ver si me pagan por ella, aunque la pobre está tan flaca que no se si
me darán algo para poder salir adelante. Necesito harina para hacer pan, porque
pasamos mucha hambre.
Cuando el campesino se iba, el gigante le dijo:
-¡Espere!… Me gustaría hacer un trato con usted. Le cambio su vaca por siete cabras
gordas y hermosas.
-No entiendo… Si tú eres tan pobre como yo ¿por qué ibas a hacer eso?
-Bueno… si puedo ayudarte, lo haré. Lleva la vaca a tu establo y cuando amanezca
mañana, allí encontrarás lo que te ofrezco.
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El hombre así lo hizo. Por la noche casi no pudo dormir. Le parecía imposible que
existiera alguien tan generoso en este mundo y pensaba que el gigante le había
engañado como a un tonto.
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