FURMIGA, EL FUTBOL DE LAS HORMIGAS
Pedro Pablo Sacristán
Por aquellos días, el gran árbol hueco estaba rebosante de actividad. Se
celebraba el campeonato del mundo de furmiga, el fútbol de las hormigas, y
habían llegado hormigas de todos los tipos desde todos los rincones del mundo.
Allí estaban los equipos de las hormigas rojas, las negras, las hormigas aladas, las
termitas… e incluso unas extrañas y variopintas hormigas locas; y a cada equipo
le seguía fielmente su afición. Según fueron pasando los partidos, el campeonato
ganó en emoción, y las aficiones de los equipos se fueron entregando más y más,
hasta que pasó lo que tenía que pasar: en la grada, una hormiga negra llamó
“enanas” a unas hormigas rojas, éstas contestaron el insulto con empujones, y en
un momento, se armó una gran trifulca de antenas, patas y mandíbulas, que
acabó con miles de hormigas en la enfermería y el campeonato suspendido.
Aunque casi siempre había algún problema entre unas hormigas y otras, aquella
vez las cosas habían llegado demasiado lejos, así que se organizó una reunión de
hormigas sabias. Estas debatieron durante días cómo resolver el problema de una
vez para siempre, hasta que finalmente hicieron un comunicado oficial:
“Creemos que el que todas las hormigas de un equipo sean iguales, hace que las
demás actúen como si se estuvieran comparando los tipos de hormigas para ver
cuál es mejor. Y como sabemos que todas las hormigas son excelentes y no
deben compararse, a partir de ahora cada equipo de furmiga estará formado por
hormigas de distintos tipos”
Aquella decisión levantó un revuelo formidable, pero rápidamente aparecieron
nuevos equipos de hormigas mezcladas, y cada hormiga pudo elegir libremente su
equipo favorito. Las tensiones, a pesar de lo emocionante, casi desaparecieron, y
todas las hormigas comprendieron que se podía disfrutar del deporte sin tensiones
ni discusiones.
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