Gepeto pensó que aunque su hijo era de madera tenía
que ir al colegio. Pero no tenía dinero, así que decidió
vender su abrigo para comprar los libros.
A partir de aquél día, Pinocho empezó a ir al colegio
con la compañía de un grillo, que le daba buenos
consejos. Pero, como la mayoría de los niños, Pinocho
prefería ir a divertirse que ir al colegio a aprender, por
lo que no siempre hacía caso del grillo.