migrante.
Tomando en cuenta la experiencia en la literatu-
ra consultada (17,12) en donde los comerciantes
demuestran tener una disposición positiva hacia la
realización de mejoras en la manipulación de los
alimentos y cumplimiento de estándares básicos;
las mejoras en este rubro podrían estar orientadas
en además hacer énfasis en los beneficios econó-
micos que podría significar para ellos realizar me-
joras en su trabajo.
Según datos obtenidos desde la página de la
Municipalidad de Santiago, Plan de Comercio
Justo en Santiago, las decomisaciones de alimen-
tos hoy superan las 155 toneladas (18). Sin em-
bargo, a pesar de esta regulación, el panorama
del comercio ambulante no ha desaparecido de la
comuna de Santiago, sino que se ha convertido
en una tarea más arriesgada y compleja de reali-
zar. En la realización de la investigación fuimos
presentes de operativos policiales en donde los
migrantes debían arrancar con los carros de su-
permercado, los que muchas veces no les perte-
necen a ellos, sino que son arrendados por otros
migrantes.
Por otra parte, es importante señalar que el
mercado de la comida callejera en Chile exis-
te porque también hay un mercado de personas
que lo sustenta, y por lo tanto la discusión podría
además orientarse a cómo regular este mercado
para que las preparaciones ofrecidas sean más
nutritivas para la población, teniendo en cuenta
los resultados que arrojó la última ENS (Encuesta
Nacional de Salud) en el país, con un 74,2% de
la población con exceso de peso (19). Dado que
la mayoría de los alimentos comercializados que
se analizaron corresponden a alimentos fritos, es
decir, alimentos con alto contenido de grasas sa-
turadas, cuyo consumo en abundancia se ha visto
asociado al sobrepeso y obesidad en la población,
el comercio de estos alimentos también supone
otra problemática para la salud pública desde el
punto de vista nutricional. En este sentido, con-
siderando la situación epidemiológica actual (19)
otro desafío estaría dado en regular la oferta de
alimentos procesados de este tipo de comercio,
tomando en cuenta la experiencia de países como
India, en donde es posible encontrar preparacio-
nes que se ofrecen a la población que son muy
nutritivas (20), las cuales sirven para cubrir las ne-
cesidades alimenticias diarias en la población más
pobre, lo que nos obliga a replantearnos qué su-
cede realmente cuando se criminaliza y se invalida
este tipo de actividad sin más.
Uno de los principales desafíos sería sensibilizar
Medina G., et al.
a los comerciantes migrantes, entendiendo que
para regular este mercado es necesario trabajar
en mejoramiento de las condiciones sanitarias de
sus puestos, la higiene en la manipulación y pre-
paración de alimentos, y la composición nutricio-
nal de los alimentos comercializados, entre otros
aspectos.
Debido a que mientras se realizaba el estudio, se
llevaba a cabo el programa “Comercio justo” de la
Municipalidad de Santiago, fue difícil aumentar el
tamaño de la muestra. Además, los comerciantes
muchas veces decidían no responder la entrevis-
ta debido a la criminalización y precarización de
su trabajo, por lo que consideraban que estaban
siendo observados por Carabineros o la PDI. En
las mismas entrevistas realizadas a comerciantes,
se encontraron relatos de experiencias de poca se-
guridad, en donde además de ser perseguidos por
Carabineros, los migrantes también debían estar
alerta frente a los comerciantes chilenos.
CONCLUSIONES
El mercado de comida callejera es una actividad
informal que es llevada a cabo tanto por chile-
nos como por migrantes en las calles de Santiago
y el resto del país, habitualmente en condiciones
precarias. En los migrantes, esta actividad general-
mente se asocia a la falta de trabajo percibida, o a
razones económicas.
Esta investigación permitió establecer las di-
námicas que se dan en este tipo de comercio, las
características sociodemográficas de quienes la
realizan, así como establecer las preferencias de
los consumidores, el tipo de alimentos y prepara-
ciones que se comercializa, y evidenciar las prin-
cipales problemáticas que pueden presentar para
los consumidores, el que los trabajadores cuenten
con una infraestructura precaria para la realiza-
ción de este trabajo.
Gracias a la realización de este trabajo fue po-
sible comprender como los migrantes ocupan
su capital social en esta actividad, a través de la
venta de alimentos que comercializan en el país
receptor. Se pudo evidenciar como existen redes,
y como éstas ayudan a los migrantes que llegan
para integrarse en el rubro, con carros muchas
veces arrendados por otros migrantes con más
tiempo en el mercado. Por otra parte, tal como
menciona Walter Imilan “cuando un migrante co-
cina sus platos de su lugar de origen, básicamente
actualiza sus saberes culinarios que porta, se ac-
tualizan una serie de conocimientos, emociones y
afectos que desde una práctica íntima se expresan
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