Cuadernos Médicos Sociales 2019; Vol 58 N°4 | Page 82

Comercio de comida callejera: De los entrevistados, se encontró que el prome- dio de tiempo realizando esta actividad era de 13,3 meses. Analizando los resultados por alternativa, se encuentra que un 70,3% lleva realizando este trabajo hace menos de 1 año, pero que también existen comerciantes que llevan más de 10 años realizando este tipo de comercio. Dentro de las razones para realizar este tipo de trabajo, un 59,4% de los entrevistados aludió a razones económicas. Dentro de los comentarios emitidos, se encontró que un 31,5% de los par- ticipantes que trabajaba por razones económicas lo hacía hace más de un año. Otra de las razones fue porque no existía otro trabajo, lo que obtuvo un 25% de los resultados, un 9,4% aludió a otros comentarios, dentro de los cuales se encontraban razones de horario, cuidado de niños, para ayudar a familia, y un 6,3% está motivado por el hecho de ser su propio jefe. Qué venden y quiénes compran: Generalmente los vendedores de comida calle- jera trabajan en un espacio limitado, el cual pue- de recorrerse gracias a las ruedas de los carros de supermercado que son acondicionados para transportar los alimentos, y que cuentan además con un gas adosado y bolsas con diferentes salsas; coolers con alimentos y distintos implementos. Los comerciantes que venden preparaciones fritas cumplen con esta descripción, mientras que los que venden handrolls, postres, o sándwiches sólo disponen de un cooler o caja de cartón en donde exhiben sus productos. Dentro de las preparaciones que se venden, un 37,5% corresponde a una combinación de comi- da típica del lugar de procedencia como salsas de ajo, salsas de rocoto y comida chilena asociada a frituras como sopaipillas, empanadas y anti- cuchos; otro 37,5% corresponde a sólo comida típica del país de origen como tequeños, arepas, shawarma, papas rellenas; un 14,1% sólo comi- da chilena como sopaipillas, empanadas y anticu- chos; y un 10, 9% sólo comida rápida como papas fritas, handrolls, pollo frito, arrollado primavera. Un 67,1% de las preparaciones comercializadas son fritas y un 90,6% son saladas. Sólo un 9,4% corresponde a postres como cremolada, suspiro limeño, granizados de frutas y jugos. Se encontró que los comensales corresponden en un 73,4% a todos, es decir, estudiantes, traba- jadores, otros comerciantes, turistas. El 93,8% reconoce que los comensales son de todas las nacionalidades. En la realización de las entrevis- tas, se encontró que los comensales generalmente Medina G., et al. frecuentan los puestos en horarios concurridos como a la hora de almuerzo entre 13-14 horas, luego a la hora que coincide con la salida del tra- bajo entre 18-21 horas, y en horario diurno entre 7-9 horas. Un 59,3% de los comerciantes entrevistados señaló que del total de sus compradores un 75% corresponde a chilenos, y que generalmente las preparaciones escogidas por los nacionales se asemejan a las que prefieren los comerciantes mi- grantes. En los carros de comerciantes entrevista- dos donde se vendían sopaipillas y otros produc- tos, se pudo apreciar que los chilenos prefieren mayoritariamente (95,6%) las sopaipillas, las cua- les son condimentadas con diversas salsas, como salsas de ajo, rocoto, mostaza y salsa de ají. Percepciones y problemáticas asociadas a la venta de comida callejera: En relación a desenvolverse en este tipo de mer- cado, un 64,1% de los entrevistados respondió que su percepción del trabajo era positiva. Dentro de los comentarios que se encontraron asociados a esta percepción estaban el que este trabajo es digno, noble, e incluso existió un comerciante de Colombia que dijo realizar este trabajo por un sentimiento de compañerismo, de alimentar a los amigos y compatriotas. Además, algunas mujeres señalaron que este tipo de trabajo les permitía fle- xibilidad en el cuidado de sus hijos, ya que mien- tras ellas trabajaban podían solicitar ayuda para esto. Dentro de las percepciones negativas asociadas a este trabajo, se encontró que los principales pro- blemas a los que se enfrentaban los comerciantes tenía que ver con problemas con carabineros con un abrumador 90,6%. Sólo un 4,7% reconoció problemas con vendedores chilenos y un 1,6% reconoció no tener problemas. De los comenta- rios que surgieron en torno a esto, se hizo relación a que el carro muchas veces es arrendado a otra persona, generalmente migrante o chileno, y que al ser decomisados, tenían que también incurrir en gastos por compensación de los bienes perdi- dos. También hubo casos en que los carros esta- ban siendo atendidos por migrantes asociados a chilenos, y por lo tanto al momento de responder debían pedir permiso a sus empleadores. Al referirse a si el comerciante estaría dispuesto a establecerse en un lugar fijo, el 96,9% asintió fa- vorablemente, con sólo un 3,1% de rechazo ante esta idea. Sin embargo, al consultar sobre los obs- táculos para realizar esto, un 46,9% señaló que no existían permisos para vender comida; 32,8% res- pondió no contar con papeles para le residencia, 80