sitio no especificado, en las cuales una proporción
no establecida es de origen cervical (3).
Sin embargo, algo que ha parecido no importar
a las autoridades responsables, es que el tamizaje
citológico nunca ha alcanzado una cobertura ver-
daderamente útil. Esa cobertura aumentó desde
51% en 1990 hasta 66% en 1996 sobre mujeres
inscritas entre 25 y 64 años, pero posteriormente
no sólo no ha aumentado sino que ha disminuido
hasta menos del 60% (2). Se sabe que la cobertu-
ra deseable debería superar el 80% (4), por esto
no debe extrañar que la mortalidad por cáncer
cérvico uterino se haya estancado entre 6 y 7 por
100.000 mujeres en los últimos años (2).
Llama la atención que la baja cobertura señalada
y el estancamiento de la mortalidad se haya pro-
ducido a pesar del aumento de Consultorios, del
incremento de médicos especialistas, y especial-
mente de matronas, de mayor urbanización y edu-
cación de la población, de una gran disminución
del número de partos y otros factores favorables,
como un incentivo económico al personal de la
atención primaria. Todos los cuales deberían ha-
ber incidido en una franca mejoría epidemiológica
en este cáncer altamente prevenible. Sin embargo,
siguen muriendo anualmente unas 600 mujeres
por esta causa .
Esta situación es coincidente con lo ocurrido
en muchos otros canceres relevantes, atribuible al
modelo de mercado en salud establecido a fines
de los 70, el cual no solo no se ha corregido en los
gobiernos democráticos sino que incluso ha sido
reforzado (5).
En este contexto, el Ministerio de Salud de-
cidió el 2014, sin intentar corregir el problema
de baja cobertura del tamizaje citológico por
Papanicolaou, establecer una vacunación obliga-
toria en niñas escolares de 9 y 10 años contra el
virus papiloma humano, principal factor causal
del cáncer cérvico uterino en mujeres adultas (6).
Su efecto se podrá apreciar sólo después de 15 o
20 años, o sea, es una política pública de salud sin
evaluación de impacto que ni siquiera ha conside-
rado la medición de efectos adversos de esta va-
cuna como tampoco efectos positivos en prevenir
otros cánceres y uno inmediato, como verrugas
ano genitales (7).
El objetivo de este estudio es analizar la baja y
decreciente cobertura en Chile del tamizaje cer-
vical (Papanicolaou) junto con la mortalidad por
este cáncer estancada en alto nivel, en contraste
con países desarrollados. También cuestionar, no
el programa de vacunación obligatoria contra el
virus papiloma en escolares sino su oportunidad.
Serra I., et al.
Sin duda es una acción sanitaria costo-efectiva
pero que debe hacerse en conjunto con un pro-
grama de tamizaje efectivo ya que la vacunación
no tendrá impacto antes de dos décadas. Es ur-
gente aumentar la cobertura del tamizaje cervical
como un mecanismo potente para bajar la mor-
talidad por cáncer cérvico uterino en forma rápi-
da y efectiva. Algo demostrado desde antiguo en
Escandinavia (8) y en muchos otros países (9-12).
MATERIALES Y MÉTODOS
Se consideran el número de muertes y las ta-
sas observadas o reales de mortalidad por cáncer
cérvico uterino en Chile, entre 1990 y 2015. Las
tasas se comparan con la cobertura de tamizaje
cervical (Papanicolaou) como porcentaje de exa-
men vigente en mujeres de 25 a 64 años, en forma
anual y a nivel nacional, en el mismo período.
Se procede igual con las tasas de mortalidad
por este cáncer y cobertura de tamizaje cervical
como proporción en países desarrollados selec-
cionados, para los cuales se dispuso de esta doble
información, señalando el año o periodo calenda-
rio para ambos datos.
También se comparan las coberturas de tami-
zaje cervical observadas en el sector público de
salud, usuarias Fonasa, y en el sector privado,
usuarias afiliadas a Isapres.
Finalmente, se organiza la información estadís-
tica sobre mortalidad por cáncer cérvico uterino
en Chile, desagregada por grupos etarios quinque-
nales. El objetivo ha sido investigar un eventual
aumento relativo de la mortalidad específica en la
población sobre 64 años, la cual no está incluida
en el programa del Ministerio de Salud. Esta si-
tuación es probable dado el envejecimiento de la
población chilena, una situación no estudiada en
nuestro país. El dato pudiera ser relevante frente
a un Programa Nacional para este cáncer, en el
cual no se ha modificado la variable edad a pesar
de que ya han transcurrido sobre tres décadas de
vigencia del mismo.
RESULTADOS
La mortalidad observada o real por cáncer cér-
vico uterino a nivel nacional 1990-2015 y la ajus-
tada por edad, tienden a ser relativamente simila-
res en todo el período (Tabla 1).
Al comparar la evolución en el tiempo de la co-
bertura de Papanicolaou, años quinquenales, sec-
tor público de salud con la mortalidad por cáncer
cérvico uterino, se aprecia una estrecha relación
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