Cuadernos Médicos Sociales 2019; Vol 58 N°4 | Page 113

ORIGINALES: Migración y Salud diversos y abiertos al mundo. El propósito de este documento es desarrollar una mirada conceptual y basada en la evidencia acerca de la relación en- tre migración internacional, vulnerabilidad social y salud. Se espera que esta mirada crítica aporte a la discusión actual sobre este fenómeno y sus efectos en salud, así como a sus posibles conse- cuencias en la elaboración de recomendaciones, políticas y estrategias de acción en personas y co- munidades migrantes internacionales en Chile y la región. Dentro de las teorías sociales dedicadas a expli- car la migración internacional y sus consecuencias, destaca en la actualidad la teoría del transnacio- nalismo. Esta fue desarrollada por Glick Schiller, Basch & Blanc-Szanton en 1992 y 1994 (30). Para estos autores, y bajo la necesidad de abandonar la tradicional figura del «inmigrante», es que surge desde este modelo el concepto de «transmigran- te». Su argumentación propone que las personas que migran construyen espacios sociales en don- de conectan, de manera simultánea, sus países de origen y de destino, en un proceso continuo (11). A diferencia de los estudios clásicos enfocados en las causas para emigrar o en la adaptación en el destino, el transnacionalismo se interesa en las re- laciones que son mantenidas entre ambos lugares, y en el movimiento de personas, bienes, informa- ción y material simbólico que traspasan las fron- teras (12). Hoy en día, el transnacionalismo es uno de los enfoques que han ocupado la atención de las reflexiones académicas, aportando una mirada dual e integradora de la migración internacional en las comunidades de origen y de llegada, con impacto local en ambas a través de fenómenos económicos, sociales y políticos de envergadura global. Se estima que en el año 2017 había 258 millones de personas migrantes internacionales, que mayo- ritariamente se habían trasladado intrarregional- mente, y que 37 millones de ellas correspondían a menores de 18 años (2, 13). Así, en la actualidad los inmigrantes representan, según estimaciones de Naciones Unidas del 2017, el 3,4% de la po- blación mundial pero el 14% de la población que vive en países de altos ingresos. De acuerdo a da- tos del año 2011, en América Latina y el Caribe, 25 millones de personas (alrededor del 4% de la población total) habían emigrado a otro país (14). Tal y como señala van der Laat el 2017, el Continente Americano es una de las regiones del mundo con mayor movilidad humana (10). Centro América y México son considerados uno de los mayores corredores migratorios del mun- do, con poblaciones que migran por múltiples razones, en diversas modalidades y mediante va- riadas condiciones, muchas veces de alto riesgo y vulnerabilidad (2). En Sudamérica también se pre- sentan movimientos migratorios muy cuantiosos, con amplia migración intra-regional y extra-con- tinental, en ocasiones utilizando vías irregulares y asumiendo condiciones de mayor riesgo (15). Esta variedad de condiciones en las que se realiza la migración, puede generar mayor vulnerabilidad para la salud y el bienestar físico y psicológico de SOBRE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define como migrante a cual- quier persona que se mueve o que se ha movido a través de una frontera internacional o dentro de un Estado, lejos de su lugar habitual de residencia, sin importar (i) el estatuto legal de la persona; (ii) si el movimiento es voluntario o involuntario; (iii) cuáles son las causas del movimiento; o (iv) cuál es la duración de la estancia (4). La migración internacional es un proceso com- plejo y dinámico, que se inicia antes que la per- sona cruce una frontera, en algunos casos varios años antes, fase que se conoce como pre-migra- toria (pre-partida). En esta etapa la información que se recibe, formal e informal, se considera en función de las posibilidades de desplazamiento y las dificultades de vida en el país en que se reside. Luego, si se decide migrar, corresponde a la fase de cruce de una frontera o migratoria (tránsito), que en muchos casos es segura y regular, pero que en otros suele exponer a riesgos de abuso, maltra- to y violencia, e incluso trata y tráfico de perso- nas (8). La tercera fase es la de llegada (destino), con el acomodo social, cultural, político y legal que siempre significa. Algunos de los problemas principales de la etapa de “llegada” son las difi- cultades idiomáticas y la desprotección en salud. Esto último es especialmente complejo en perso- nas que están más expuestas a enfermar por vivir en condiciones de habitabilidad precarias: vivien- das inhabitables, hacinamiento, con poco refugio para las inclemencias climáticas, mal alimentadas, etc. Tras la llegada, con frecuencia ocurre la gran decisión de asentamiento, retorno, o nueva bús- queda. Algunos autores indican que los primeros 3 a 6 meses son los más críticos, mientras otros proponen hasta un año o año y medio como fase en la cual la persona busca comprender la nueva realidad, construir redes e integrarse (9, 10). 111 Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (4): 109-119