ORIGINALES:
Historia de la Participación Social en Salud
modelo como un régimen democrático participa-
tivo en salud, el que tenía tres pilares básicos que
convendría hasta hoy considerar al hablar de par-
ticipación en salud:
1. Una comunidad organizada quien es la que se
apropia de su cuerpo como una entidad propia
y sujeta a una política social comunitaria. En tor-
no este pilar fundamental, se levantan una serie
de conversaciones y de prácticas en el seno de la
comunidad organizada, generando relaciones ho-
rizontales, desde la base, en función de la misión
del cuidado de su salud. Esta es la experiencia
histórica en el mundo occidental y que en Chile
duró 70, 80 años. Hace poco tuve la sorpresa de
encontrarme con que todavía están vivas algunas
de estas sociedades; todavía existe, por ejemplo, la
Sociedad Protección de la Mujer.
Es así como la sociedad obrera es la que asume
el cuidado espiritual-corporal de su miembro en-
fermo. El concepto de cuidado aquí contempla
mucho más que un tratamiento; es un concepto
más integral y transformador. Es la asociación la
que asume el cuidado espiritual y corporal del en-
fermo como primer pilar del sistema.
2. El segundo pilar es la existencia de una caja so-
cial de previsión como pionero sistema de previsión
social histórico. Es muy importante que una co-
munidad genere sus propios recursos. Aunque no
sean muchos; la asociación se empodera de ello,
lo que le otorga poder de decisión: cómo adminis-
trarlo, cómo invertirlo. Con esa caja ellos pagaban
los médicos que contrataban, los medicamentos
y las hospitalizaciones. Es interesante considerar
que este ahorro era obligatorio en cuanto se pertenecía
a la sociedad, formaba parte de la esencia de su
membresía y, por ende, era una obligación parti-
cular. (hoy día, en materia de previsión social, es
la cuestión de la obligatoriedad general el gran nudo
de la cuestión, habiéndose transformado esta exi-
gencia en el gran botín del neoliberalismo. El pro-
blema hoy no es sólo el sistema de previsión, sino
básicamente la obligatoriedad legal de pertenecer
a uno de ellos, la AFP, transformado en sistema
universal. Si apuntamos a la obligación, se toca el
sistema automáticamente).
3. En tercer lugar, esta salud social comunitaria
y familiar trabaja sobre un pilar fundamental que
es la visitación: la visita a la casa de los enfermos
por parte de los propios miembros de la socie-
dad. Distribuido el territorio que abarca la socie-
dad, la visita genera el diagnostico y el cuidado
social, como expresión de una política de salud más
integral. Lo podríamos identificar hoy como un
servicio social popular en terreno. Esa visita es
clave, sin eso no hay salud comunitaria. La visi-
tación genera pertenencia, seguridad, sentimiento
de protección, sentido de sociedad e integración.
En otros trabajos he planteado la hipótesis de
que la política de salud no es solo una política de
salud, sino que dicha política es también una vía
para construir un modelo de sociedad determinado. A
menudo se piensa en términos de política de salud
como una política muy específica; no, a través de
ella se construye un “modelo de salud” como una
parte muy constitutiva de un determinado “mo-
delo de sociedad”. Justamente, por ejemplo, los
artesanos se resistieron al modelo de salud cari-
tativo porque a través de él se construía también
un orden dicotómico en la sociedad, basado en
una vertical desigualdad. Pues el modelo de orden
social no solo se construye a través de las relacio-
nes sociales de producción, sino que dicho orden
se modela muy significativamente a través de su
inscripción en los cuerpos, como diría Foucault.
Cuando te dicen “Ud. no tiene derecho a exigir
calidad en salud”, te están otorgando un rango so-
cial determinado, al paso que se está construyen-
do una sociedad basada en esa dicotomía negativa
discursiva y práctica. Cuando nos preguntamos
qué tipo de sociedad estaban construyendo estos
artesanos, obreros, obreras, que durante 70 u 80
años se apropiaron de sus espíritus o sus cuerpos,
ellos estaban claramente construyendo un mode-
lo de sociedad basada en el principio de la igual-
dad humana. Hoy se habla más bien de “equidad”,
de “igualdad de oportunidades”: nuevas nomen-
claturas para velar la idea de igualdad y llevar el
concepto a la economía, soslayando su carácter
ontológico. Lo que buscaban esos artesanos y
obreros (paradigma y encarnación real y simbó-
lica de un proyecto social y político de larga data
en Chile) era una sociedad sustentada sobre un
principio de igualdad en términos de condición humana;
por ello la primera sociedad se llamó “Sociedad
de la Igualdad”.
Claro que, obviamente, un ideario de sociedad
que busca modelarse en general, no puede per-
manecer encapsulada en pequeños grupos. La
igualdad que las sociedades habían construído
adentro, tendría que proyectarse en el afuera so-
cial. Entonces surgió la inquietud de estos poetas
populares por la “verdadera democracia” como el
gran tema y tarea política al despuntar el siglo XX.
De hecho, todas las asociaciones del movimiento
obrero de los años 20 siglo XX, plantearon pro-
yectos políticos que tenían como pilar el concepto
de igualdad, de justicia.
La respuesta institucional de ese tiempo
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Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 7-13