CUADERNOS DE BDSM - nº 22
BDSM Y DERECHO: EL CONSENTIMIENTO
Cuando no todo vale y se responde por los
errores
Por somiador-bcn
Cuando nos adentramos por primera vez en el mundo del BDSM, tarde o temprano
acabamos teniendo acceso a las tres palabras que constituyen el trípode esencial de lo
que se viene considerando una relación de dominación y sumisión correcta. Tales
palabras son: SEGURO, SENSATO Y CONSENSUADO.
Hay que poner de manifiesto que en la mayoría de foros de temática BDSM se tiende a
eludir el uso de los conceptos de ética, moral y social entre los miembros del mundo
llamado bedesemero, y ello, en principio, responde en buena medida al tabú social que
sigue suponiendo este tipo de convivencia sentimental de pareja que se desvía de las
concepciones sociales imperantes. Que se pueda sentir placer con el dolor, que ciertos
objetos constituyan desencadenante de un estímulo sexual, e incluso que se precise de
ellos para la excitación, que la voluntad de una persona pase por el mero designio de dar
placer a los caprichos de la pareja dominante, que se acepte estar privado de libertad…
son aspectos que la moralidad social imperante no encaja en su concepto de vida
sentimental normal (desde su perspectiva) y en contraposición, los miembros del
colectivo BDSM optan por eludir los conceptos que tienden a definir esa sociedad
moralizada en la que se integran, y así reforzar su diferenciación como colectivo. Sin
embargo, entiendo que sí que debe usarse los conceptos de ética y sociedad en el
entorno bedesemero. Existe un comportamiento dominante y sumiso ético-social
aceptable y defendible. Lo contrario supondría defender que los conceptos de seguro,
sensato y consensuado no dejan de ser meras recomendaciones cuya inobservancia no
desvirtuaría la relación mantenida. Lejos de esa visión libertaria, lo cierto es que existen
conductas que resultan objetivamente delimitables y cuya inobservancia pueden llevar
consigo consecuencias jurídicas, por mucho que se pretenda defender que se han
llevado a cabo dentro de una relación sadomasoquista. Y es más, aún afirmando que la
conducta se llevó a cabo con un consentimiento tras negociar y consensuar las
conductas, se puede acabar respondiendo de las consecuencias ante la sociedad. No todo
es aceptable.
Se ha cuestionado en múltiples foros el alcance que debe darse a cada una de esas tres
palabras, y si sería posible incluso reducirlas a sólo el consentimiento mutuo de los
participantes. Indudablemente, mi posicionamiento pasa por afirmar sin ningún género
de duda que este trípode rector debe ser interpretado en su sentido propio y debe de
estar presente en la mente de todo miembro de la comunidad bedesemera. Existe un
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