Cuadernos BDSM Nº 22 | Page 15

CUADERNOS DE BDSM - nº 22 La cosa parece una tontería, pero quizá podría valernos para definir con más precisión el BDSM como una tendencia sexual universal (en espacio y en tiempo, como lo son la heterosexualidad o la homosexualidad), o como una tendencia derivada de una cultura determinada (como lo son la poligamia o la monogamia, que existen en unas culturas sí, en otras no, y que además, en ambos casos, se consituyen como supracultura, no como subcultura). De ahí podríamos concluir la naturalidad o la inherencia (perdonadme si resultan términos muy maximalistas o esencialistas, nada más lejos de mi intención) o la culturalidad del BDSM. ¿Podemos presuponer, con todo, que es inherente en cuanto a que nadie, desde la supracultura, nos induce a ello y que es cultural en la medida que se desarrolla a través de unas relaciones construídas a tal efecto (protocolos, normas ético-morales, etc.)? Probablemente. ¿Que esta disertación es una paja mental sin ningún interés práctico? A priori, y mirándolo desde una perspectiva inmediata y exclusivamene BDSM, en efecto, es una paja mental. Quizá mirándolo desde otros intereses (en los que no voy a entrar aquí), la cuestión sería más difícil de analizar (de ahí mi preocupación, relativa, por el tema). En cualquier caso, con esto no pretendo en ningún momento ni cuestionar ni dar herramientas a quien pretenda cuestionar la legitimidad del BDSM, ni para quien pretenda tacharnos de enfermos (hay que entender que yo me acerco a la cuestión desde una perspectiva más o menos sociológica, no médica). Sería interesante que desde un punto sociológico e historiográfico se pudiese analizar hasta qué punto el BDSM constituye una sexualidad universal o se relaciona con una sociedad y una época concretas. Establecer esto en ningún momento puede asustarnos ni puede servir para discursos puritanos que pretendan tachar de antinatural esta forma de desarrollar la sexualidad, pues que algo sea cultural no quiere decir que sea antinatural o que haya que estigmatizarlo (de hecho, el matrimonio convencional es una manifestación cultural de las relaciones afectivas y afectivo-sexuales, no por ello antinatural). Sea como fuere, lo que sí que creo con rotundidad es que la sexualidad, todas las sexualidades, se construye, en lo íntimo y en lo social, y a nosotros nos corresponde cómo construir un BDSM que vaya acorde con nuestra forma de entender la vida. Establecer los parámetros válidos para interrelacionarnos y construir relaciones basadas en la libertad y en el consenso, es algo que atañe a las personas que vivimos el BDSM, que está de nuestra mano. guau-guau Pueden leer más de este autor en su blog: http://guauguausumisoperro.blogspot.com.es/ Pag. 15 CuadernosBDSM es un proyecto sin ánimo de lucro y su distribución es libre y gratuita, sólo para PÙBLICO ADULTO. Los artículos pertenecen a sus autores. Está prohibido modificar los textos, así como comerciar con este material.