Cuadernos BDSM Nº 22 | Page 13

CUADERNOS DE BDSM - nº 22 Como no podía ser de otra manera, el liberalismo económico y la democracia occidental (que es la sociedad en la que vivimos) forma parte del BDSM occidental en tanto que, por un lado, aparece el concepto democrático del libre consenso y la libertad del individuo, y por el otro, en ocasiones, puede surgir una relación más o menos económica, como locales de ocio vinculados al BDSM, BDSM profesionalizado, un mercado en torno al BDSM y sus juguetes... En definitiva, las relaciones liberales que ya vivimos en nuestras vidas vainilla y que tenemos más que asumidas (no estoy, ahora, queriendo abrir un debate sobre las formas de socializar y relacionarse en las sociedades capitalistas, sólo defino con criterios más o menos historiográficos, la sociedad en la que vivimos). Con todo, sabemos que el BDSM, como movimiento, es algo que surge a mediados/finales del s. XX, pero que los sentimientos no son propios de esta época histórica y de esta sociedad (marcada por la II Guerra Mundial y la Guerra Fría), sino que son anteriores. Ya en la época victoriana nos encontramos con prácticas bedesemeras, como el facesitting, o nos encotramos en el XIX con la voluntad de Masoch de verse sometido ante una Venus implacable cubierta de pieles, por lo que no es nuestra época la madre del BDSM. Ahora bien, no podemos aplicar la idea de prácticas consensuadas a determinadas épocas, porque evidentemente el amo que en el s. XVIII sometía a su esclava en Tenessee, podría disfrutar sexualmente de ello, pero ella no necesariamente (en cualquier caso, nadie le preguntaba, a nadie le importaba, y no estamos ante episodios de BDSM, sino de violación), y evidentemente el patricio que sodomizaba a su esclavo romano, en la antigua Roma, tampoco se importaba por los deseos del esclavo. Así, cuesta mucho hablar de BDSM en situaciones en las que la violencia está al orden del día, y donde, por lo tanto, es muy difícil fijar el límite de lo consensuado e, incluso, del disfrute. Porque podríamos imaginar, perfectamente, que la esclava negra de Tenessee fuese sumisa y el amo fuese Dominante, y tuviesen los dos tendencias bedesemeras, pero