CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 43

partículas de la masa cefálica y la sangre se hallaban pegados a la pared de la cocina... Mi hijo Reinhard Giese, de 19 años, había estado con nosotros en la bodega. Cuando vio que estaban disparando a mi yerno, él quiso huir, y hasta conseguirlo saltando la cerca del terreno vecino. Corrieron detrás de él, lo cogieron. Fui, por la noche, a buscar el cadáver, depositado en el galpón de lavar. Recibió un tiro en el pecho. Otro hijo mío, Friedrich Giese, de 25 años de edad, por lo que fui informado, fue muerto a tiro junto a toda la familia, a cuya casa se refugiaba. Fuente: WR I. 6. "¡Matar a golpes, a esos alemanes!" Los ojos saltados a bayoneta. El testigo Paul Sikorski depuso bajo juramento: Cuanto a la persona: Me llamo Paul Sikorski, tengo 35 años de edad, soy católico, de profesión comerciante, me confieso popular alemán, resido en Bromberg, la calle Muehlenstrasse, 4. En cuanto a la causa: el domingo, 3 de septiembre de 1939, a las 6 de la mañana, fui a la usina para apagar la luz y parar la turbina. En el camino, oí de repente fuerte griterío que venía de la parte del terraplén del ferrocarril. En el caso de que se produzca un accidente de tránsito en el que se haya producido un accidente. Las víctimas estaban rodeadas por los agresores. Aproximándome un poco del grupo, oí gritar en polaco: "¡Matar a golpes, a esos alemanes!" Vi de lejos los arroyos de sangre. Me alejé, pero viendo que la horda tenía la intención de arrojarse sobre mí. A las 9 horas volví al lugar para ver los cadáveres. En dos de ellos, los ojos estaban perforados con bayoneta, las orbitas vacías; vi solamente una masa bañada en sangre. En tres faltaba la cavidad craneana; el centro se quedaba a un metro de distancia. Los demás cadáveres estaban también totalmente desbordados. En un cadáver, el vientre estaba rasgado de abajo hasta arriba. Dos de los muertos eran mis conocidos, el carnicero Leichnitz de Jaegerdorf y el sr. Schlich. La tarde, por las 3 o 4 horas, llegó a mi usina, y la usina Peterson, un grupo de ferroviarios y soldados, trayendo 18 alemanes, que fueron atados de a dos. Pude constatarlo exactamente de mi jardín. Después todos los 18 fueron muertos a tiros. En seguida le dieron golpes en los que yacía en el suelo. Se encontraban entre ellos un muchacho de 14 años y una mujer. Se notaba que el grupo estaba