CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 191
asesinato, sólo puedo afirmar que los tiros me parecieron de fusil; en todo caso,
noté por las detonaciones que no eran tiros de pistola. Apareció luego un primer
teniente polaco, de un destacamento de tanques, invitando a los civiles
presentes a apuntar, entre nosotros, a los que conocieran. Y un sargento afirmó
haber descubierto en el libro de notas de él, unos dibujos secretos.
A este respecto debo señalar, en el prado mencionado hace poco, el sargento
haciendo un dibujo en el libro de notas del mismo hombre cuando él (el sargento)
se juzgaba inobservado. Este compañero fue muerto, en la propiedad, por el
propio primer teniente, con un tiro de pistola en la nuca.
En seguida los civiles llamaron a Wilhelm Busch de Neutomischel a quien el
primer teniente preguntó si era verdadera la afirmación de los civiles de haber
publicado un periódico alemán. Busch no puede responder porque no hablaba
polaco o porque no entendía la pregunta, el primer teniente cogió
inmediatamente de un garrote de goma, dandole con gran fuerza, en el rostro de
Busch, repitiendo esos golpes unas ocho veces. Preguntado entonces, una vez
más, por el primer teniente, y esta vez, en lengua alemana, se había publicado
un periódico alemán, Busch lo afirmó.
El primer teniente le declaró entonces que, en este caso, actuó contra el estado
polaco. El lo se volvió de manera que se quedó mirando a sus ojos, y le dio tres
tiros en la nuca, matándolo. Los scouts de Graetz me llamaron entonces por mi
nombre. El primer teniente mandó que los scouts buscarme entre los presos, lo
que, sin embargo, no se hizo, porque unos soldados de infantería estaban
justamente trayendo a otros tres populares alemanes. Fue, probablemente,
debido a este azar, que escapé la muerte.
Uno de los civiles que llegó al primer teniente, contando que uno de los tres
presos había organizado reuniones secretas, hecho que bastó para que el primer
teniente matase con un disparo de su pistola también a ese hombre, sin al menos
hacerle una sola pregunta sobre la denuncia. Ignoro el nombre del asesinado,
pareciéndome, sin embargo, que era de Iwno o de los alrededores de aquella
localidad. Los presos restantes recibieron orden de formar en filas,
evidentemente, porque el primer teniente, habiendo recibido, a la hora, nuevas
instrucciones, quedó ni tiempo para ocuparse con nosotros. Tuvimos que subir,
uno por uno, en un camión, recibiendo cada uno en las frentes garrotadas dadas
por el primer teniente. El camión nos condujo a Gnesen.
Fuente: W R II