CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 185

coronadas. Entre Lowitsch y Varsovia sería yo una de las víctimas. Durante la noche, me pagaron tres hombres de nuestra escolta, retrasándose para también, liquidarme. Uno de ellos me agarró por el brazo y los otros dos empezaron a darme la espalda. Sin embargo, conseguí librarme de ellos y me eché a huir. Herido en el hombro, por un disparo que aún dispararon sobre mí, me dejé caer, oyendo, en esa ocasión, a los soldados decir que tenían lo suficiente. Sin embargo, conseguí proseguir en la huida y esconderme hasta que encontré tropas alemanas. Me dieron una camisa limpia ydespués de lavarme, me ataron la herida. Luego fui, con otros compañeros liberados, un pedazo de la carretera por donde había pasado nuestra columna. Encontramos entonces numerosos cadáveres de compañeros alemanes. La mayoría de ellos estaba horriblemente mutilada, los rostros irreconocibles. Me parece que fueron muertos a culatazos. 95. De Lissa a Lowitsch. Relato del labrador Dr. Schubert. El testigo Dr. Albert Schubert, labrador en Grune, cerca de Lissa, depuso bajo juramento: El 2 de septiembre de 1939, fui arrestado en mi residencia sin comunicarme las razones, y bajo constantes amenazas de muerte. En Griewen, un primer sargento del 17 ° regimiento de ulanos, polaco, acuartelados en Lissa, me robó todo lo que traía conmigo. La escolta, compuesta de elementos de la tropa regular polaca, también robó el dinero a varios presos. En toda la marcha de Griewen hasta Lowitsch (250 km) caminamos a pie, quedando sin alimentación y sin alojamiento. Sólo una vez dieron medio pan para cada preso, y esto sólo porque yo había sobornado al primer sargento mediante 100 zloty y porque diariamente le entregábamos 30 zloty, producto de una suscripción entre los presos. Sufrimos horriblemente bajo el hambre y la sed. Los presos que iban a buscar rábano en el campo, eran maltratados a culatazos hasta caer al suelo. Los presos civiles alemanes eran personas de 14 a 76 años de edad, habiendo mujeres entre ellos. Ningún preso sería capaz de soportar las fatigas de aquella marcha, tanto más que todos faltaba la necesaria alimentación, el descanso indispensable y la ropa suficiente.