CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 153
pocos hombres; el comandante quedó invisible. Nos refugiamos del punto
peligroso para un pequeño bosque que quedaba más allá de la ciudad, pudiendo,
en el camino, matar la sed y llevarnos en varios Pozos donde pasamos.
De la toma de cerca de 4.000 fueron liberados 2.000 en Lowitsch que, en esa
ocasión, fue ocupada por las tropas alemanas. En primer lugar, se deben
descontar los 1.000 polacos que formaban parte de nuestra columna, pero la
diferencia de los 1.000 alemanes restantes no debe considerarse como un error
estadístico, pareciéndome que estos alemanes huyeron a los bosques, los pastos
y las aldeas, durante aquella última noche casi insoportable, en que sólo a un
gran esfuerzo conseguimos mantenernos de pie. Parte de ellos debe ser
considerada, como definitivamente perdida.
Otros aparecieron, en pequeños grupos, en Lowitsch. De los últimos 2.000 que
se quedaron juntos, se separaron unos 1.200 en las proximidades de las casas,
yendo en grupos separados al encuentro de las tropas alemanas, llevando a
algunos hombres de la escolta de los cuales 30 quedaron presos.
El ultimo resto de 800, en el que se encontraban, entre otros, el Dr. Kohnert, el
Dr. Staemmler, el barón Gero von Gersdorff, el presidente de la Unión de los
labradores Modrow y yo, fuimos conducido al bosque, apenas mencionado, nos
esperaban Strzelce (tiradores semi-militares), jóvenes bandidos de 17 a 18 años
de edad, que nos desviaron, a unos nueve kilómetros al noreste de Lowitsch, en
dirección a Varsovia, pasando por una aldea larga, donde nos dieron agua.
La mayoría de esos 800 eran alemanes de Polonia "del Congreso" que, a la vez,
pudieron mantenerse bajo el mando polaco, y esto, sobre todo, cuando de
nuevo, nos tocaron a unas de las llamadas plazas "gromada" (esto es la plaza
pública) que se hallaba expuesta, por todos lados, al fuego de las tropas.
El pastor Krusche, como jefe de los alemanes de Polonia "del Congreso", y los
brombergeunses discutimos sobre lo que restaba hacer. El Dr. Kohnert y el Dr.
Staemmler fueron encargados de negociar con el último policía bomberguense
que nos acompañaba. Debería hacer un acuerdo con sus compañeros, en el
sentido de asegurarnos la vida contra la soldadesca en fuga y también contra los
jóvenes strzelce que, evidentemente, cayeron en una emboscada.
En cambio, estábamos dispuestos a asegurarles la vida y la colocación cuando
fuésemos sorprendidos por las tropas alemanas. Al acercarse al policía el Dr.
Kohnert y Staemmler, él entendió mal su intención, por qué sacó el arma. El