CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 154
doctor Staemmler quiso quitarle el arma, pero el policía retrocedió unos pasos,
dando un tiro en él, matándolo, gritando, amenazó con vengarse y corrió a buscar
otros policías, en la parte alta de la aldea. Suponiendo que se iniciara entonces
un tiroteo general sobre los 200 hombres indefensos, pues de todas partes
aparecieron polacos, regular o irregularmente armados, nos encontramos con un
coche blindado, que venía por el pie del cerro.
Pensábamos que había venido para contarnos la retirada a Lowitsch. El Dr.
Kohnert y el pastor Krusche, llevando un pañuelo blanco atado a una vara, fueron
al encuentro del coche, con la certeza de que, sometiéndonos a la tropa polaca,
nos encontraríamos más seguros contra la perfidia de la policía y los strzelce. Los
800 caminaron tras los parlamentarios.
A medio camino descubrimos que se trataba de un tanque que venía a liberarnos.
Un joven oficial alemán dirigió el tanque, que traía el nombre: Ziethen, a través
de nuestro grupo, hasta la parte alta de la aldea, por la ladera del cerro
"Gromada".
Los labradores polacos que allí se hallaban, se pusieron de rodillas y besaron la
mano y el uniforme del oficial que nos indicó la dirección hacia Lowitsch.
Tomamos el cadáver del Dr. Staemmler marchamos hacia la ciudad conquistada
por los alemanes, a través de patatales y restos, teniendo el cuidado de
asegurarnos contra los peligros que nos amenazaron de los lados.
La marcha hacia Lowitsch en la que tuvimos que vencer unos 240 km. incluyendo
las desviaciones, sin fin. Los que participaron en la marcha se encontraban en un
estado deplorable. El médico Dr. Studzinski, un alemán de Waldau, mun.
De Schwetz que también había sido maltratado por los polacos, hizo un esfuerzo
sobrehumano para atar las heridas de los pies, casi todas purulentas. Cuando fui
a visitar a los gravemente enfermos, encontré, entre otros, al senador Dr. Busse-
Tupadly, de 68 años de edad, acostado sobre una cama de paja.
El me llamó por el nombre y me abrazó llorando. No lo habría reconocido, a pesar
de que él era el padrino de mi hijo. Su cabeza había sido golpeada, por pedradas
y garrotes, a una masa disforme, en la que sólo se veían los labios
ensangrentados. Dr. Busse y uno de los primeros ganaderos de Europa. También
era muy estimado por los polacos y, en todas las exposiciones internacionales de
ganado, era conocido como juez.