CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 151
Durante toda la noche no nos dieron agua, aunque estuvimos para morir de sed.
Buscando en la oscuridad una salida para descubrir un pozo, encontré a un
labrador alemán, de nombre Vorwer, que había sido preso junto a su hijo de 14
años de edad. Más tarde le quitaron el hijo rubio, ignorándose su paradero. En la
mañana siguiente nos tocaron adelante.
Algunos de los viejos que estaban sin fuerzas para proseguir el camino y algunas
de las mujeres, fueron subidas en carros. Cuando los dos brombergenses,
superintendente Assmann y el Dr. von Behrens, ambos de más de 70 años de
edad, pidieron el mismo favor, lo negaron por ser "bandidos políticos,
extremadamente peligrosos". Compañeros jóvenes nos cogieron de nuevo en los
brazos, llevándolos hacia adelante.
La marcha nos condujo, ese día 6 de septiembre, de Wloclawek hasta la planta
de azúcar Chodsen, cerca de Chodecz, donde nos anexaran varias columnas
venidas de Pomerelle, alcanzando el total de los deportados el número de cerca
de 4.000, siendo unas 600 a 800 personas de Bromberg. Entre esos 4.000 presos,
se encontraban cerca de 1.000 social-demócratas, comunistas y criminales
polacos y otros tipos dudosos.
Otros grupos alemanes habían pasado horas difíciles en la planta de azúcar
Chodsen que se hallaba bajo el mando de un militar. Habían sido maltratados con
garrotes de goma, colocados a la pared, amedrentados y sometidos a otros
suplicios más.
Algunos fueron fusilados. Nos fueron acorralados en un área estrecha entre dos
muros, donde ni teníamos lugar para sentarnos, y si lo conseguíamos era sobre
coque o alquitrán líquido. Los civiles polacos que llevaban franjas en los brazos,
pasaban entre nosotros, dando órdenes que teníamos que obedecer. Quien se
acercaba al alambre de púas, era fusilado. En el techo de la planta había
ametralladoras.
A pesar de haber prometido, la noche, nichos con paja - evidentemente la planta
debería servir como campo de concentración - nos condujeron, en la mañana
siguiente, vía Chodecz, donde pudimos hacer compras en el mercado, hasta
Kutno. En el camino fuimos insultados, continuamente, como asesinos, bandidos
e "hijos de putas", y esto, sobre todo, por mujeres y - oficiales. Nos acompañaron
columnas de fugitivos, militares y civiles, que no perdieron la oportunidad para
agredirnos continuamente.