CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 15
Führer no se apartó de la línea trazada, convencido de que, a todo trance, se
debería intentar promover la colaboración germano-polaca, a pesar de todos los
obstáculos, y mantenerla hasta conseguir el éxito deseado y las decepciones que
iba experimentando el gobierno del Reich, como consecuencia de las brutales
medidas, puestas en ejecución por los polacos contra las minorías, así como de
la continua campaña de odio a través de la imprenta polaca.
Ya en tiempos de Pilsudski quedaba patente, que incluso la autoridad del mariscal
no bastaba para obligar a las autoridades subalternas polacas a dispensar un
trato justo a los grupos étnicos Alemanes. El chauvinismo polaco se manifestaba
con mayor moderación, pero no vencía. Los métodos de opresión se aplicaban,
temporalmente, con menor brutalidad, pero, en compensación, con una malicia
más exquisita.
El sistema político generalizado, que tenía como objetivo el exterminio de la
minoría étnica alemana, continuaba en acción, desembarazadamente, bajo la
responsabilidad del gobierno de Varsovia, volviendo a funcionar,
desenmascaradamente, tras el fallecimiento del Mariscal Pilsudski. Ya no hubo
mucho tiempo hasta que se manifestaran, verbalmente y por escrito deseos y
designios agresivos y anexionistas contra Alemania.
Todos los esfuerzos realizados por el lado Alemán en la aplicación de la política
de entendimiento y con el fin de establecer un modus vivendi entre la población
polaca y la minoría étnica alemana fracasaron ante la falta de buena voluntad de
parte del gobierno Polaco. La disposición negativa del gobierno polaco,
caracterizada por una serie ininterrumpida de violaciones de espíritu del pacto
germano-polaco, por cuyo cumplimiento se había comprometido el referido
gobierno de las Declaraciones Mutuas, de 5 de noviembre de 1937, relativas a las
minorías étnicas, se hizo evidente cuando el 27 de febrero de 1939 se reunieron
en Berlín representantes de las autoridades centrales de ambos países con el fin
de estudiar conjuntamente las cuestiones pendientes relativas a las minorías
étnicas. Las negociaciones infructuosas demostraron que Polonia no se hallaba
dispuesta a continuar en el camino indicado por el Mariscal Pilsudski, esto es: en
paz y armonía con el vecino Alemán.
Además, la actitud dilatoria del Ministro del Exterior de Polonia, Coronel Beck,
ante el fin de llegar a una solución relativa a la cuestión de Dantzing y la de una
legación de la Prusia Oriental con el Reich, dejaba de manifiesto, de mes a mes,
y cada vez más, el deseo de las autoridades polacas de distanciarse
sistemáticamente de la política de un entendimiento con Alemania. La posición