CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 116

observar de su escondite, los bandidos hasta sacudían los árboles, pensando que los inquilinos amedrentados se hubieran escondido en las copas. No invadieron la casa, lo dejaron para más tarde. De la propiedad de Busmann, la horda se movió hacia la propiedad del alemán Schmme, labrador en Kochfeld. Este, prevenido, en tiempo, por el formidable tumulto en la propiedad de Busmann, se escondía, con su familia, en el sótano del establo. Como en el primer caso, arrancaron también maderos de la cerca, sirviéndose de ellos y de piedras para romper casi todos los vidrios y hasta dos marcos de las ventanas. Este ataque duró también cerca de media hora. Se robaron, a través de las ventanas rotas, las cortinas de dos ventanas. Se dirigieron entonces a la propiedad del alemán Muecke, labrador en Kochfeld, donde rompieron varios vidrios de las ventanas y robaron el sótano. Beberon unos 10 litros de leche contenidos en un recipiente que estaba frente a la casa. El testigo Muecke - también prevenido en tiempo por los incidentes que se dieron en la propiedad de Busmann - se escondía, con sus padres y una tía, en un macizo que distaba unos 200 metros de la propiedad, pasando cerca de 4 horas, multitud. El testigo Super, jardinero, - vecino de Muecke y más tarde jefe de la milicia polaca de Kochfeld - hizo lo posible para, por medios persuasivos, impedirles a practicar mayores devastaciones. Pero, Czapara que es foragido, avisó y acusados que Super, queriendo, de hecho, retenerlo, "atraparlo". Pasó entonces el bando a la propiedad de la viuda Weissmueller, que se encuentra en Gurtem-Ausbau, pero al lado de Kochfeld. Rompieron, a, 34 vidrios y tres marcos de ventanas. A través de las ventanas romboides, iluminaron el interior de la casa para ver si los inquilinos estaban acostados. Pero la viuda Weissmulher y su hija, despertadas por el ruido, ya habían saltado de las camas, escondiéndose detrás de una pared. La madre del testigo, mujer de 83 años de edad, casi ciega y de pies lisiado, iba a ser escondida, por la nieta, en el armario, lo que, sin embargo, no se realizó porque tiraron por la ventana una piedra de unos 2 kilos de peso que fue a romper la puerta del armario. El testigo presentó la piedra ante el tribunal. A continuación, los bandidos rompieron la puerta de la cocina que la de la al jardín, entrando algunos hombres en la cocina. Diciendo insultos, giraron la mesa y un cesto con 5 docenas de huevos. El testigo los oyó gritar, al mismo tiempo: