CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 115

Que los demandados Skrzypzciak, Zaudzinski, Bambor, Finke y Schlabs son culpables de grave infracción de la paz publica, Skrzypiak del mismo crimen cometido con armas, los demás por complicidad consciente y preeditada armados; el reu Nowak y culpable de amenaza; condena: Los acusados Skrzypciak, Zaudzinski, Bambour, Finke y Schlabs, a muerte, El reo Nowak a (seis) meses de prisión; Los reos, con excepción de Nowak, pierden los derechos civiles por tiempo de vida; Al reo Nowak se descontará, por la detección preventiva, 1 (un) mes de la prisión a la que fue condenado; Las costas del proceso correrán por cuenta de los demandados. Razones: En la noche del 3 de septiembre de 1939 se reunió en Kochfeld cerca de Tarnowo, un grupo de unos diez hombres jóvenes bajo la jefatura de los obreros, aún prófugos, Czapara y Szczechowiak, con el fin de, bajo la alegación de buscar por armas, invadir y saquear, por cuenta propia, a las familias alemanas y sus propiedades, en Kochfeld. Se formaron parte de ese bando, entre otros, los Skrzypcziak, Zaudzinski, Bambor, Finke y Schlabs. Los demás cómplices, hasta la presente fecha, no pudieron ser arrestados. Por las 20 horas del mismo día, el bando apareció frente a la propiedad del popular alemán Arthur Bussmann, labrador, rodearon la casa de vivienda, desplegaron de la cerca cierto número de maderos, echaron por tierra cerca del patio trasero, iniciado, con gran ruido y, tumulto bajo palabras injuriosas, como "sangre de perro", un bombardeo de piedras sobre todas las ventanas de la casa. En parte, se sirvieron también de los maderos como proyectiles. En total, se rompieron no menos de 47 vidrios y cuatro marcos de cristal, y dañaron cuatro persianas bajas. El testimonio de Bussmann, que estaba solo con su hermano, en aquella casa, temiendo por su vida a vista del escándalo y de la gran furia de la multitud, se refugió en el ático y de allí, mediante una escalera que traían consigo, en la última mansarda. Mientras que Busmann subía, en la oscuridad, la escalera, fue herido, en el omoplato derecho, por un ladrillo – arrojado por el techo -, de suerte que durante largo tiempo no puede servirse del brazo y casi cayó de la escalera. El tumulto de la multitud duró cerca de media hora. Conforme el testigo Busmann puede