CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 108

hasta una distancia de 4 metros, en la calzada y en la calle. El muro del gimnasio Schiller se hallaba ensangrentado en una anchura de 7 metros. Entre los charcos de sangre y la calle existían vestigios de arrastre. La autopsia hecha por los médicos forenses y las investigaciones criminales demostraron que Grieger y John fueron ejecutados, sin el mínimo respeto a la ley marcial. Las circunstancias de prisión, el curso del asesinato y el sitio son pruebas bastantes, de que, en el caso, se trata de un asesinato en el sentido criminal, como en el judicial. Henryk Pawlowski fue condenado a mote, por colaboración en el asesinato, por el Tribunal especial de Posen, en 18-11-1939. 51. Torturado, lentamente, hasta morir. Como fueron asesinados 12 populares alemanes en Schulitz. - Los ojos pegados. - El vientre rasgado. Relato de acuerdo con los testimonios de los testigos Kurt Schulza, Klara Kriegwald y Ferdinand Reumann: El 4 de septiembre de 1939, 7 o 8 soldados polacos penetraron en la propiedad del popular alemán August Schulz en Schulitz. Los soldados afirmaron que los alemanes tenían revolveres y carabinas escondidas en su casa y que Michael Naskret, empleado del servicio forestal, se lo había comunicado. Aunque los alemanes presentes lo impugnaban y pese a la búsqueda de un resultado negativo, el alemán August Schulz y su hijo Kurt fueron arrestados. El mismo caso se dio en casa del propietario Kriegwald. Bajo la alegación de que él, según un comunicado de Naskret, había, escondidos en su casa, revolver y carabinas, dieron una búsqueda en su casa y arrestaron al propietario Kriegwald y su hijo de 21 años de edad. La mujer, Klara Kriegwald, de 54 años de edad, fue violada por un soldado polaco. Otros soldados polacos penetraron en la casa del alemán Ferdinand Reumann, exigido la entrega de armas. Reumann habló con los soldados en polaco, explicándoles que no tenía armas y que los alemanes no tenían armas ocultas. Al oír esa información, los soldados quedaron muy sorprendidos, declarando uno de ellos que, por el contrario, Neskret había denunciado a los alemanes por poseer armas. Reumann, hablando con los soldados en polaco no fue preso.