CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 23

Eran, a veces, uno o varios jefes que, por su brutal procedimiento, alentaban a los conciudadanos a hacer otro-tanto; además de los soldados polacos, eran también l os comandantes de las organizaciones de protección contra ataques aéreos y de gazes que se hacían cumplidos de los asesinos. Aunque la mayoría de los soldados asesinos eran elementos dispersos de las tropas regulares polacas, retaguardias puesta s en fuga o sobrevivientes de destacamentos de dinamiteros, no faltan las pruebas convincentes de la participación de las tropas regulares e incluso de oficiales polacos en las referidas carnicerías. No son sólo las alusiones de militares polacos: " Eliminaremos los alemanes hasta la raíz "( 27), y las órdenes de fusilamiento c ontra alemanes, pero también el tratamiento de los deportados con látigos, la matanza de alemanes por disparos de pistola, dados por tenientes polacos, que prueban la participación de los oficiales polacos en las masacres. Los oficiales polacos declararon que el fusilamiento de hombres alemanes era una orden. Los asesinatos y las cargas civiles pertenecían a todas las capas del pueblo polaco; en particular, miembros de l a Unión del Oeste, de la Unión de los Reservistas, y de la Unión de los Revoltosos, oficialmente protegida por el voivoda Grazynshi de Kattowitz, eran obreros, jornaleros, sirvientes municipales, sirvientes de oficinas, cerrajeros, mecánicos, electricistas, motoristas, barberos, guardas forestales, dentistas, guard aespaldas, conductores, tejedores, carniceros, marchantes, raras veces campesinos; pero con frecuencia excesiva, eran ferroviarios( 28). Donde las fuerzas armadas de civiles abatian y mataban a los alemanes en plena calle, los soldados y policías polacos presentes no les molesto( 29). Las búsquedas en las casas, en los jardines, en los patios y bodegas eran hechos por los bandidos asesinos; por la propia iniciativa, ora en compañía de soldados polacos, siendo que, en esas ocasiones, tanto los civiles como los soldados participaban en la destrucción de muebles y objetos caseros, del robo de dinero, joyas y ropa, de títulos, reloj es, bolígrafos, etc. recibiendo las maldiciones de la población irritada, los puñetes, las bofetadas, los patadas, las cuchillas y las latigazos, las pedradas y las botellas, etc., sin la mínima protección, l os alemanes eran confiados a la policía, o, más a menudo, a soldados polacos de fuera, siendo, entonces, desabidamente maltratados y muertos, por éstos no menos que por los policías y gendarmes.
( 27) El testigo Heinz Friedrich, panadero en Wonorz( Ostburg) depuso el juramento que el capitán Czaynert del 59 ° regimiento de infantería de reserva, declaró, el 28 de agosto de 1939, en el patio de l cuartel de Hohensalza, que los polacos entrarían en Berlín, dentro de tres días, continuando de la siguiente manera: " Muchachos, tan pronto como entremos en Berlín, mataremos a golpes todos los cerdos alemanes, dejando con vida solamente cuantos tengan lugar debajo de un horno, y con ellos entonces tomaremos un almuerzo en común ". Finalizado, de ese: " Por lo tanto, muchachos, cuando encuentren alemanes en el camino, ya sabéis lo que tenéis que hacer ".( 28) El hecho de que, en esta relación que podríamos completar por otras profesiones, fal tar las de la carrera académica, tal vez se explique por la fuga de la mayoría de los intelectuales, ya antes del inicio de las hostilidades.( 29) Fueron testigos unos pocos en los que, excepcionalmente, soldados polacos intervini eron con l os civiles sanguinarios polacos( Sd. K. Ls. Bromberg 88 / 39), o que un oficial polaco libró a una mujer alemana de manos de asesinos( Sd. K Ls. Bromberg 91 / 39).