CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA ATROCIDADES POLACAS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS | Page 179

alemanes de los alrededores de Lissa. Debo mencionar, además, que, en Schroda, nos trajeron agua en latas de gasolina. La comida, la tuvimos que mandar a compra con nuestro dinero. De Schroda seguimos, vía Miloslaw, a Peisern (Polonia "del Congreso"). El grupo de tanta gente. En la mañana siguiente nos sacaron los relojes y otros objetos de valor, que luego nos fueron devueltos debido a la intervención del policía auxiliar Wendzonka. Este policía en varias ocasiones nos golpeo. De Peisern nos llevaron, a través de Konin, a Klodawa. La pasamos la tarde en un cercado para gansos, donde debíamos quedarnos también la noche. Agua, sólo la conseguimos mediante pago. Como la población nos molestaba por todos los medios, conseguimos, por soborno, que el primer sargento polaco que pasó la encabeza nuestra leva, nos ayudara para no posar en Klodawa y continuáramos la marcha. A partir de Klodawa, marchamos día y noche, evidentemente con el fin de sacarnos del cerco de Kutno. A lo largo de la carretera de Klodawa hasta Kutno, contamos 38 populares alemanes muertos que yacían en las zarzas, de uno y otro lado, hombres de otra columna anterior que habían sido fusilados o sucumbieron a la fatiga. El sábado 9 de septiembre de 1939, llegamos finalmente a la región de Lowitsch, que estaba siendo bombardeada por aviones y artillería alemana. Por eso, nuestra escolta nos condujo unos 6 km. campo dentro, hacia el norte. En ese camino fueron muertos a tiros dos de nuestros compañeros, uno porque descendió lentamente de una carroza, el otro porque intentaba huir, como alegaron. En esta ocasión, quisiera mencionar, en nuestra columna, dos carros destinados al transporte de los más fatigados, ventaja que poco aprovecha a los cansados, ya que la escolta les impidió, por golpes y tiros, de servirse de los carros. En todos nosotros estábamos tan exhaustos y con los tan exfoliados que no podríamos marchar un día más. Durante un ligero descanso para el almuerzo, en una aldea, nos abandonó toda la escolta. En ese día se dio nuestra liberación por coches blindados alemanes. Fue indescriptible nuestra satisfacción cuando nos vimos a salvo. Fuente: W R II