CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA ATROCIDADES POLACAS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS | Page 175
soldados y ferroviarios. A quien más se dirigieron, fue a mí. Me llamaban el
organizador gordo de Wongrowitz. En Gnesen, debo añadir, habíamos sido
embarcados en vagones para el transporte de animales; las 52 personas en un
vagón. Las válvulas de ventilación habían sido cerradas, así como las puertas.
De una vez, pasamos 6 a 7 horas sin agua y sin poder renovar el aire. Entre Thorn
y Wloclawek, nuestro tren, que en ese tiempo se había quedado con cerca de 20
vagones, paró en la línea evidentemente porque fuera esta interrumpida por
bombas tiradas en el lecho. Un día medio después, seguimos hacia Wloclawek,
donde tuvimos que abandonar el tren, siendo conducidos, en los 52 hombres,
tres veces por la ciudad, cuando varias veces fuimos golpeados.
Por lo tanto, por ejemplo, Aubert tuvo el hueso nasal aplastado por un golpe
dado con una máquina neumática; el pastor Rakette recibió un golpe en la cara,
dado con un objeto agujero, quedando bañado en sangre; el inválido de guerra
Kiok, que ya estaba casi derrotado, fue abatido a golpes.
En el camino de Wloclawek a Kutno iba una larga columna de internados de
Argenau, acompañada por una escolta mucho mayor que la nuestra, la cual era
de seis policías, sólo. Durante la marcha todos nos recibimos graves golpes.
Vimos varias veces vestigios de sangre, en la carretera, provenientes,
probablemente, de internados maltratados o heridos de las clases que iban
frente a nosotros.
Wloclawek, uno de los internados, recibió un tiro de pistola en el pecho. Él me
contó el hecho durante la marcha a Chodtz, cuando tuve licencia de ir pequeña
distancia en el mismo carro en que ella yacía. Después de ese corto viaje, un
suboficial de la policía me golpeó terriblemente con un garrote de goma,
haciéndome bajar del carro, con las palabras: "Perro gordo, puedes ir a pie".
Él mismo subió el carro, dándome la orden de sostenerme acompañado de la
misma. Cuando el carro tomaba una velocidad mayor, yo tenía que correr; si yo
no acompañaba, un policía montado en bicicleta me daba golpes. Yo había
pedido permiso para ir en el carro porque tenía la piel desollada en los pies y
entre las piernas. A este Chodtz no hubo, en nuestro grupo, fusilamientos o
asesinadas de otra especie.
Durante la marcha nocturna, sin embargo, fuimos varias veces, gravemente
maltratados. Kiok fue herido en la cabeza por un ladrillo. El pobre hombre cayó,
no pudiendo levantarse. Compañeros de la clase que iba detrás de la nuestra, lo