Jaime Varela nació en Santa Ana, Sonora, y es profesor de Ingeniería ambiental de la Universidad de Sonora. Tiene 42 años
ejerciendo el magisterio, una placa con su nombre en un edificio
de ciencias químicas y una forma de hablar que recuerda a los personajes de los cuentos de Daniel Sada. Está desconcertado por no
haber sido considerado para integrar la Comisión interdisciplinaria que, a petición del gobierno federal, se ha formado para estudiar
la contaminación en el Río Sonora.
“Está bien, voy hablar con ustedes en atención a que han venido de tan lejos”, reconsideró al saber que veníamos del Distrito
Federal. Y enseguida sacó una bolsa de dátiles de un cajón.
“No sé por qué, pero las desgracias nos ocurren a los sonorenses, ¿no? Este derrame no debió ocurrir. Es una cosa increíble. Se
descuidaron. Faltó supervisión. Yo estaba enterado que las personas ambientalistas (se refiere al departamento de medio ambiente
y ecología de la mina) eran… son personas muy responsables que
siempre están cuidando el ambiente. Hace cuatro meses yo le pregunté a uno que si tenían todo en orden y me dijo que sí. Y ahora
con esto del derrame, pues es un golpe muy fuerte para nosotros
porque es algo que no esperábamos, pues. Es como si usted tuviera
un león en una jaula de papel: en cualquier momento sale el león y
se come al niño, ¿no?”.
El profesor Varela sostiene que faltaron las precauciones más
elementales. Cuando se le pregunta que cuáles, toma una hoja de
papel y dibuja una represa. Después, haciendo olas con su bolígrafo, la cubre de jales, una de las sustancias tóxicas que almacenan minas como la de Buenavista del Cobre: una solución lodosa
constituida por ácidos, metales y contaminantes, resultado de los
procesos de extracción mineral.
Un vistazo a la mina a través de Google Earth ]Y\