Héctor B. Fletes Ocón l Katia Lozano Uvario
recursos que se deben poseer de manera previa y los conocimientos técnicos
necesarios para subsistir en los mercados alternativos. Se exponen las políticas
y los escenarios del funcionamiento actual del crédito cafetalero en el CJ, ya
que persisten problemáticas propias del crédito rural para poder pagar un café
que ha aumentado su valor y que puede ser canalizado a espacios totalmente
distintos al CJ, esto debido a los variados compromisos financieros, contraídos
de antemano, que diluyen los beneficios socioeconómicos para los pequeños
productores.
Para examinar estos procesos el texto analiza en primera instancia las
políticas de crédito en México y su efecto en la industria del café. Posteriormente,
expone los diversos esquemas que siguen los productores organizados en torno
al CJ del café, para hacerse de diversos financiamientos con un carácter cada
vez más especializado en cuanto a la gestión técnica de los recursos. En un
tercer apartado, explora los escenarios y las problemáticas que enfrentan los
pequeños productores para acceder a los créditos necesarios para su tipo de
producción. En la parte final del artículo, plantea algunas conclusiones para el
mejoramiento de los financiamientos y créditos para los pequeños cafeticultores
de escasos recursos. Tales conclusiones señalan enfáticamente la necesidad de
un giro en la política actual de financiamiento rural en el país, con el fin de
resarcir algunos beneficios por parte del Estado para los productores de menores
recursos, incentivando su productividad y desarrollo social, local y regional. Tal
financiamiento, señala, debe ser mucho más integral e interdependiente (por
ejemplo, que los objetivos de la política sean vinculatorios y se relacionen con
fines de desarrollo); más ágil y flexible y, finalmente, que posea una orientación
regional.
El tercer artículo de este apartado, Mercados locales para la abundancia, o
pobreza globalizada de Laura Collin, con base en una perspectiva de antropología
económica y bajo la premisa de la existencia de lógicas económicas diferentes
a la economía de mercado, sostiene la necesidad de romper con la lógica de
reproducción ampliada del capital que genera escasez, por una ligada a la
reproducción de las condiciones locales, de reciprocidad, interdependencia
y diversidad, que den como resultado economías de abundancia. Lo anterior
sugiere partir del principio de mirar las necesidades, centrarse en el sujeto, en
el ¿para quién se produ ce?, y por ende en la demanda de bienes y servicios,
así como en la sustentabilidad del sistema, a fin de generar una austeridad
convivencial que conlleve un incremento del bienestar, una producción en el
umbral de necesidades, y un decrecimiento de efectos negativos en la sociedad
y en el ambiente.
En el capítulo se analiza también la construcción de mercados locales a
partir de la creación de actividades económicas que vinculen los recursos locales
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