CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 92

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Sin embargo, seguidamente, como en un relámpago de lucidez, se dijo: «Así les ocurre, sin duda, a los condenados a muerte: cuando los llevan al lugar de la ejecución, se aferran mentalmente a todo lo que ven en su camino». Pero rechazó inmediatamente esta idea. Ya estaba cerca. Ya veía la casa. Allí estaba su gran puerta cochera... En esto, un reloj dio una campanada. «¿Las siete y media ya? Imposible. Ese reloj va adelantado.» Pero también esta vez tuvo suerte. Como si la cosa fuera intencionada, en el momento en que él llegó ante la casa penetraba por la gran puerta un carro cargado de heno. Raskolnikof se acercó a su lado derecho y pudo entrar sin que nadie lo viese. Al otro lado del carro había gente que disputaba: oyó sus voces. Pero ni nadie le vio a él ni él vio a nadie. Algunas de las ventanas que daban al gran patio estaban abiertas, pero él no levantó la vista: no se atrevió... La escalera que conducía a casa de Alena Ivanovna estaba a la derecha de la puerta. Raskolnikof se dirigió a ella y se detuvo, con la mano en el corazón, como si quisiera frenar sus latidos. Aseguró el hacha en el nudo corredizo, aguzó el oído y empezó a subir, paso a paso sigilosamente. No había nadie. Las puertas estaban cerradas. Pero al llegar al segundo piso, vio una abierta de par en par. Pertenecía a un departamento deshabitado, en el que trabajaban unos pintores. Estos hombres ni siquiera vieron a Raskolnikof. Pero él se detuvo un momento y se dijo: «Aunque hay dos pisos sobre éste, habría sido preferible que no estuvieran aquí esos hombres.» Continuó en seguida la ascensión y llegó al cuarto piso. Allí estaba la puerta de las habitaciones de la prestamista. El departamento de enfrente seguía desalquilado, a juzgar por las apariencias, y el que estaba debajo mismo del de la vieja, en el tercero, también debía de estar vacío, ya que de su puerta había StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 91 Comentario [L21]: Dostoiewski fue condenado a muerte por cuestiones políticas y conducido al lugar de la ejecución. Allí se le conmutó la pena por trabajos forzados. Despues de haber cumplido su condena, escribió una de sus obras más admirables. Recuerdo de la casa de los muertos, donde describe lo que vio en el presidio.