CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 72

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -Pegadle en el hocico, en los ojos, ¡dadle fuerte en los ojos! -vocifera Mikolka. -¡Cantemos una canción, camaradas! -dice una voz en la carreta-. El estribillo tenéis que repetirlo todos. Los mujiks entonan una canción grosera acompañados por un tamboril. El estribillo se silba. La campesina sigue partiendo avellanas y riendo con sorna. Rodia se acerca al caballo y se coloca delante de él. Así puede ver cómo le pegan en los ojos..., ¡en los ojos...! Llora. El corazón se le contrae. Ruedan sus lágrimas. Uno de los verdugos le roza la cara con el látigo. Él ni siquiera se da cuenta. Se retuerce las manos, grita, corre hacia el viejo de barba blanca, que sacude la cabeza y parece condenar el espectáculo. Una mujer lo coge de la mano y se lo quiere llevar. Pero él se escapa y vuelve al lado del caballo, que, aunque ha llegado al límite de sus fuerzas, intenta aún cocear. -¡El diablo te lleve! -vocifera Mikolka, ciego de ira. Arroja el látigo, se inclina y coge del fondo de la carreta un grueso palo. Sosteniéndolo con las dos manos por un extremo, lo levanta penosamente sobre el lomo de la víctima. -¡Lo vas a matar! -grita uno de los espectadores. -Seguro que lo mata -dice otro. -¿Acaso no es mío? -ruge Mikolka. Y golpea al animal con todas sus fuerzas. Se oye un ruido seco. -¡Sigue! ¡Sigue! ¿Qué esperas? -gritan varias voces entre la multitud. Mikolka vuelve a levantar el palo y descarga un segundo golpe en el lomo de la pobre bestia. El animal se contrae; su cuarto trasero se hunde bajo la violencia del golpe; después da un salto y empieza a tirar con todo el resto de sus fuerzas. Su propósito es huir del martirio, pero por todas partes encuentra los látigos de sus seis verdugos. El palo se levanta de nuevo y cae por tercera StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 71