Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Todos estos testimonios favorecieron en gran medida al acusado.
La viuda de Zarnitzine, su antigua patrona y madre de la difunta
prometida, acudió también a declarar y dijo que en la época en
que vivía en las Cinco Esquinas, teniendo a Raskolnikof como
huésped, una noche se había declarado un incendio en la casa
vecina, y su pupilo, con peligro de perder la vida, había salvado a
dos niños de las llamas, sufriendo algunas quemaduras. Esta
declaración fue escrupulosamente comprobada mediante una
encuesta: numerosos testigos certificaron su exactitud. En
resumidas cuentas, que el tribunal, teniendo en consideración la
declaración espontánea del culpable y sus buenos antecedentes,
sólo lo condenó a ocho años de trabajos forzados (segunda
categoría).
Apenas comenzaron los debates, la madre de Raskolnikof cayó
enferma. Dunia y Rasumikhine consiguieron mantenerla alejada
de Petersburgo durante toda la instrucción del sumario. Dmitri
Prokofitch alquiló una casa para las mujeres en un pueblo de las
cercanías de la capital por el que pasaba el ferrocarril. Así pudo
seguir toda la marcha del proceso y visitar con cierta frecuencia a
Avdotia Romanovna. La enfermedad de Pulqueria Alejandrovna
era una afección nerviosa bastante rara, acompañada de una
perturbación parcial de las facultades mentales.
Al volver a casa tras su última visita a su hermano, Duma
encontró a su madre con alta fiebre y delirando. Aquella misma
noche se puso de acuerdo con Rasumikhine sobre lo que debían
decir a Pulqueria Alejandrovna cuando les preguntara por Rodia.
Urdieron toda una novela en torno a la marcha de Rodion a una
provincia de los confines de Rusia con una misión que le reportaría
tanto honor como provecho. Pero, para sorpresa de los dos
jóvenes, Pulqueria Alejandrovna no les hizo jamás pregunta
alguna sobre este punto. Había inventado su propia historia para
explicar la marcha precipitada de su hijo. Refería llorando, la
escena de la despedida y daba a entender que sólo ella conocía
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