CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 600

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -No iba a dejar que todo el mundo oyera lo que decíamos. Estoy muy lejos de burlarme. Lo que ocurre es que estoy cansado de hablar en este tono. ¿Adónde se propone usted ir? ¿Es que quiere entregar a su hermano a la justicia? Piense que usted puede enloquecerlo y dar lugar a que se entregue él mismo. Sepa usted que le vigilan, que le siguen los pasos. Espere. Ya le he dicho que le he visto hace un rato y que he hablado con él. Todavía podemos salvarlo. Espere; siéntese y vamos a estudiar juntos lo que se puede hacer. La he hecho venir para que hablemos tranquilamente. Siéntese, haga el favor. ¿Cómo va usted a salvarlo? ¿Acaso tiene salvación? Dunia se sentó. Svidrigailof ocupó otra silla cerca de ella. -Eso depende de usted, de usted, sólo de usted -dijo en un susurro. Sus ojos centelleaban. Su agitación era tan profunda, que apenas podía articular las palabras. Dunia retrocedió, inquieta. El prosiguió, temblando: -De usted depende... Una sola palabra de usted, y lo salvaremos. Yo... yo lo salvaré. Tengo dinero y amigos. Le mandaré en seguida al extranjero. Sacaré un pasaporte para mí...; no, dos pasaportes: uno para él y otro para mí. Tengo amigos, hombres influyentes... ¿Quiere...? Sacaré también un pasaporte para usted..., y otro para su madre... Usted no necesita para nada a Rasumikhine. Yo la amo tanto como él. Yo la amo con todo mi ser... Déme el borde de su falda para besarlo, démelo. El susurro de su vestido me enloquece. Usted me mandará y yo la obedeceré. Sus creencias serán las mías. Haré todo, todo lo que usted quiera... No me mire así, por favor. ¿No ve usted que me está matando? Empezó a desvariar. Parecía haberse vuelto loco. Dunia se levantó de un salto y corrió hacia la puerta. -¡Ábranme, ábranme! -dijo a gritos mientras la golpeaba-. ¿Por qué no me abren? ¿Es posible que no haya nadie en la casa? Svidrigailof volvió en sí y se levantó. Una aviesa sonrisa apareció en sus labios, todavía temblorosos. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 599