CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 577

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Petrovna llegó incluso a enfadarse porque yo no hablaba nunca de su hermana: me reprochaba que permaneciera indiferente a los elogios que me hacía de ella. No puedo comprender lo que pretendía. Como es natural, mi mujer contó a Avdotia Romanovna toda mi biografía. Tenía el defecto de poner a todo el mundo al corriente de nuestras intimidades y de quejarse de mí ante el primero que llegaba. ¿Cómo no había de aprovechar esta ocasión de hacer una nueva y magnífica amistad? Sin duda estaban siempre hablando de mí, y Avdotia Romanovna debía de conocer perfectamente los siniestros chismes que se me atribuían. Estoy seguro de que algunos de esos rumores llegaron hasta usted. -Sí. Lujine incluso le ha acusado de causar la muerte de un niño. ¿Es eso verdad? -Hágame el favor de no dar crédito a esas villanías -exclamó Svidrigailof con una mezcla de cólera y repugnancia-. Si usted desea conocer la verdad de todas esas historias absurdas, se las contaré en otra ocasión, pero ahora... -También me han dicho que fue usted culpable de la muerte de uno de sus sirvientes... -Le agradeceré que no siga por ese camino -dijo Svidrigailof, agitado. -¿No es aquel que, después de muerto, le cargó la pipa? Conozco este detalle por usted mismo. Svidrigailof le miró atentamente, y Rodia creyó ver brillar por un momento en sus ojos un relámpago de cruel ironía. Pero Svidrigailof repuso cortésmente: -Sí, ese criado fue. Ya veo que todas esas historias le han interesado vivamente, y me comprometo a satisfacer su curiosidad en la primera ocasión. Creo que se me puede considerar como un personaje romántico. Ya comprenderá la gratitud que debo guardar a Marfa Petrovna por haber contado a su hermana tantas cosas enigmáticas e interesantes sobre mí. No sé qué impresión le producirían estas confidencias, pero apostaría StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 576