CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 556

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski los golpes que daban en la puerta, sino que, en su delirio, se dejó llevar de un deseo irresistible de volver a sentir el mismo terror, y fue a la casa para tirar del cordón de la campanilla... En fin, carguemos esto en la cuenta de la enfermedad. Pero hay otro detalle importante, y es que el asesino, a pesar de su crimen, se considera como una persona decente y desprecia a todo el mundo. Se cree algo así como un ángel infortunado. No, mi querido Rodion Romanovitch, Mikolka no es el culpable. Estas palabras, después de las excusas que el juez había presentado, sorprendieron e impresionaron profundamente a Raskolnikof, que empezó a temblar de pies a cabeza. -Pero..., entonces... -preguntó con voz entrecortada-, ¿quién es el asesino? Porfirio Petrovitch se recostó en el respaldo de su silla. Su semblante expresaba el asombro del hombre al que acaban de hacer una pregunta insólita. -¿Que quién es el asesino? -exclamó como no pudiendo dar crédito a sus oídos-. ¡Usted, Rodion Romanovitch! -Y añadió en voz baja y en un tono de profunda convicción-: Usted es el asesino. Raskolnikof se puso en pie de un salto, permaneció asi un momento y se volvió a sentar sin pronunciar palabra. Ligeras convulsiones sacudían los músculos de su cara. -Sus labios vuelven a temblar como el otro díà -dijo Porfirio Petrovitch en un tono de cierto interés-. Creo que no me ha comprendido usted, Rodion Romanovitch -añadió tras una pausa-. Ésta es la razón de su sorpresa. He venido para explicárselo todo, pues desde ahora quiero llevar este asunto con franqueza absoluta. -Yo no soy el culpable -balbuceó Raskolnikof, defendiéndose como el niño al que sorprenden haciendo algo malo. -Sí, es usted y sólo usted -replicó severamente el juez de instrucción. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 555