Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
ningún daño. ¿Sabe usted la suerte que se reserva a un preso que
ataca con un arma cualquiera a un guardián de la cárcel? Aquel
hombre obró tan sólo llevado de su sed de expiación.
»Yo estoy seguro de que Mikolka siente una sed de expiación
semejante. Mi convicción se funda en hechos positivos, pero él
ignora que yo he descubierto las causas. ¿Qué? ¿No cree usted
que en un pueblo como el nuestro puedan aparecer tipos
extraordinarios? Pues se ven por todas partes. La influencia de la
ermita ha vuelto a él con toda pujanza, sobre todo después del
episodio del nudo corredizo en su cuello. Ya verá usted como
acabará viniendo a confesármelo todo. ¿Lo cree usted capaz de
sostener su papel hasta el fin? No, vendrá a abrirme su pecho, a
retractarse de sus declaraciones..., y no tardará. Me ha interesado
Mikolka y lo he W7GVF