Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Una vez que entró en uno de estos figones, oyó que estaban
cantando. Anochecía. Estuvo una hora escuchando, e incluso con
gran satisfacción. Pero al fin una profunda agitación volvió a
apoderarse de él y le asaltó una especie de remordimiento.
«Aquí estoy escuchando canciones -se dijo- Pero ¿es esto lo que
debo hacer?» Además, comprendió que no era éste su único
motivo de inquietud. Había otra cuestión que debía resolverse
inmediatamente, pero que no lograba identificar y que n