Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Svidrigailof y todas las complicaciones que este hombre le ha
ocasionado demuestra que, en efecto, es una mujer de gran
entereza. Y ahora se imagina, lo mismo que mamá, que podrá
soportar igualmente a ese señor Lujine que sustenta la teoría de
la superioridad de las esposas tomadas en la miseria y para las
que el marido aparece como un bienhechor, cosa que expone (es
un detalle que no hay que olvidar) en su primera entrevista.
Admitamos que las palabras se le han escapado, a pesar de ser un
hombre razonable (seguramente no se le escaparon, ni mucho
menos, aunque él lo dejara entrever así en las explicaciones que
se apresuró a dar). Pero ¿qué se propone Dunia? Se ha dado
cuenta de cómo es este hombre y sabe que habrá de compartir su
vida con él, si se casa. Sin embargo, es una mujer que viviría de
pan duro y agua, antes que vender su alma y su libertad moral:
no las sacrificaría a las comodidades, no las cambiaría por todo el
oro del mundo, y mucho menos, naturalmente, por el señor
Lujine. No, la Dunia que yo conozco es distinta a la de la carta, y
estoy seguro de que no ha cambiado. En verdad, su vida era dura
en casa de Svidrigailof; no es nada grato pasar la existencia
entera sirviendo de institutriz por doscientos rublos al año; pero
estoy convencido de que mi hermana preferiría trabajar con los
negros de un hacendado o con los sirvientes letones de un alemán
del Báltico, que envilecerse y perder la dignidad encadenando su
vida por cuestiones de interés con un hombre al que no quiere y
con el que no tiene nada en común. Aunque el señor Lujine
estuviera hecho de oro puro y brillantes, Dunia no se avendría a
ser su concubina legítima. ¿Por qué, pues, lo ha aceptado?
»¿Qué misterio es éste? ¿Dónde está la clave del enigma? La
cosa no puede estar más clara: ella no se vendería jamás por sí
misma, por su bienestar, ni siquiera por librarse de la muerte.
Pero lo hace por otro; se vende por un ser querido. He aquí
explicado el misterio: se dispone a venderse por su madre y por
su hermano... Cuando se llega a esto, incluso violentamos
StudioCreativo ¡Puro Arte!
Página 52