Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
casa de Dunia, ni siquiera los primeros días después de la boda.
Ese hombre encantador habrá dejado escapar alguna palabrita
que debe de haber abierto los ojos a mamá, a pesar de que ella se
niegue a reconocerlo con todas sus fuerzas. Ella misma ha dicho
que no quiere vivir con ellos. Pero ¿con qué cuenta? ¿Pretende
acaso mantenerse con los ciento veinte rublos de la pensión, de
los que hay que deducir el préstamo de Atanasio Ivanovitch? En
nuestra pequeña ciudad desgasta la poca vista que le queda
tejiendo prendas de lana y bordando puños, pero yo sé que esto
no añade más de veinte rublos al añ o a los ciento veinte de la
pensión; lo sé positivamente. Por lo tanto, y a pesar de todo, ellas
fundan sus esperanzas en los sentimientos generosos del señor
Lujine. Creen que él mismo les ofrecerá su apoyo y les suplicará
que lo acepten. ¡Sí, si...! Esto es muy propio de dos almas
románticas y hermosas. Os presentan hasta el último momento un
hombre con plumas de pavo real y no quieren ver más que el
bien, nunca el mal, aunque esas plumas no sean sino el reverso
de la medalla; no quieren llamar a las cosas por su nombre por
adelantado; la sola idea de hacerlo les resulta insoportable.
Rechazan la verdad con todas sus fuerzas hasta el momento en
que el hombre por ellas idealizado les da un puñetazo en la cara.
Me gustaría saber si el señor Lujine está condecorado. Estoy
seguro de que posee la cruz de Santa Ana y se adorna con ella en
los banquetes ofrecidos por los hombres de empresa y los grandes
comerciantes. También la lucirá en la boda, no me cabe duda... En
fin, ¡que se vaya al diablo!
»Esto tiene un pase en mamá, que es así, pero en Dunia es
inexplicable. Te conozco bien, mi querida Dunetchka. Tenías casi
veinte años cuando te vi por última vez, y sé perfectamente cómo
es tu carácter. Mamá dice en su carta que Dunetchka posee tal
entereza, que es capaz de soportarlo todo. Esto ya lo sabía yo:
hace dos años y medio que sé que Dunetchka es capaz de
soportarlo todo. El hecho de que haya podido soportar al señor
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