Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Sonia corrió hacia la puerta, llena de inquietud. La abrió y la
rubia cabeza de Lebeziatnikof apareció junto al marco.
V
Lebeziatnikof daba muestras de una turbación extrema. -Vengo
por usted, Sonia Simonovna. Perdone... No esperaba encontrarlo
aquí -dijo de pronto, dirigiéndose a Raskolnikof-. No es que vea
nada malo en ello, entiéndame; es, sencillamente, que no lo
esperaba.
Se volvió de nuevo hacia Sonia y exclamó:
-Catalina Ivanovna ha perdido el juicio.
Sonia lanzó un grito.
-Por lo menos -dijo Lebeziatnikof- lo parece. Claro que... Pero es
el caso que no sabemos qué hacer... Les contaré lo ocurrido.
Después de