Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-Mírela. Se da cuenta de que estamos hablando de ella, pero no
puede oír lo que decimos: por eso abre tanto los ojos. ¡La muy
lechuza! ¡Ja, ja, ja! -Un golpe de tos y continuó-: ¿Qué perseguirá
con la exhibición de ese gorro? -Tosió de nuevo-. ¿Ha observado
usted que pretende hacer creer F