Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
ahuyentando su desconfianza, para después, de improviso,
arrojarles en pleno rostro la pregunta comprometedora. ¿Me
equivoco? ¿No es ésta una regla, una costumbre rigurosamente
observada en su profesión?
-Así... ¿usted cree que yo sólo le he hablado de la casa pagada
por el Estado para...?
Al decir esto, Porfirio Petrovitch guiñó los ojos y una expresión de
malicioso regocijo transfiguró su fisonomía. Las arrugas de su
frente desaparecieron de pronto, sus ojos se empequeñecieron,
sus facciones se dilataron. Entonces fijó su vista en los ojos de
Raskolnikof y rompió a reír con una risa prolongada y nerviosa
que sacudía todo su cuerpo. El joven se echó a reír también, con
una risa un tanto forzada, pero cuando la hilaridad de Porfirio, al
verle reír a él, se avivó hasta el punto de que su rostro se puso
como la grana, Raskolnikof se sintió dominado por una
contrariedad tan profunda, que perdió por completo la prudencia.
Dejó de reír, frunció el entrecejo y dirigió al juez de instrucción
una mirada de odio que ya no apartó de él mientras duró aquella
larga y, al parecer, un tanto ficticia alegría. Por lo demás, Porfirio
no se mostraba más prudente que él, ya que se había echado a
reír en sus mismas narices y parecía importarle muy poco que a
éste le hubiera sentado tan mal la cosa. Esta última circunstancia
pareció extremadamente significativa al joven, el cual dedujo que
todo había sucedido a medida de los deseos de Porfirio Petrovitch
y que él, Raskolnikof, se había dejado coger en un lazo. Allí,
evidentemente, había alguna celada, algún propósito que él no
había logrado descubrir. La mina estaba cargada y estallaría de un
momento a otro.
Echando por la calle de en medio, se levantó y cogió su gorra.
-Porfirio Petrovitch -dijo en un tono resuelto que dejaba traslucir
una viva irritación-. Usted manifestó ayer el deseo de someterme
a interrogatorio -subrayó con energía esta palabra-, y he venido a
ponerme a su disposición. Si tiene usted que hacerme alguna
StudioCreativo ¡Puro Arte!
Página 409