Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
momento de contraer el compromiso matrimonial, pero, aun así,
seguía considerando como un acto heroico la decisión de elevar a
Dunia hasta él. Cuando entró, días antes, en el aposento de
Raskolnikof, lo hizo como un bienhechor dispuesto a recoger los
frutos de su magnanimidad y esperando oír las palabras más
dulces y aduladoras. Huelga decir que ahora bajaba la escalera
con la sensación de hombre ofendido e incomprendido.
Dunia le parecía ya algo indispensable para su vida y no podía
admitir la idea de renunciar a ella. Hacía ya mucho tiempo, años,
que soñaba voluptuosamente con el matrimonio, pero se limitaba
a reunir dinero y esperar. Su ideal, en el que pensaba con secreta
delicia, era una muchacha pura y pobre (la pobreza era un
requisito indispensable), bonita, instruida y noble, que conociera
los contratiempos de una vida difícil, pues la práctica del
sufrimiento la llevaría a renunciar a su voluntad ante él; y le
miraría durante toda su vida como a un salvador, le veneraría, se
sometería a él, le admiraría, vería en él el único hombre. ¡Qué
deliciosas escenas concebía su imaginación en las horas de asueto
sobre este anhelo aureolado de voluptuosidad! Y al fin vio que el
sueño acariciado durante tantos años estaba a punto de
realizarse. La belleza y la educación de Avdotia Romanovna le
habían cautivado, y la difícil situación en que se hallaba había
colmado sus ilusiones. Dunia incluso rebasaba el límite de lo que
él había soñado. Veía en ella una muchacha altiva, noble,
enérgica, incluso más culta que él (lo reconocía), y esta criatura
iba a profesarle un reconocimiento de esclava, profundo, eterno,
por su acto heroico; iba a rendirle una veneración apasionada, y él
ejercería sobre ella un dominio absoluto y sin límites...
Precisamente poco antes de pedir la mano de Dunia había
decidido ampliar sus actividades, trasladándose a un campo de
acción más vasto, y así poder ir introduciéndose poco a poco en
un mundo superior, cosa que ambicionaba apasionadamente
desde hacía largo tiempo. En una palabra, había decidido probar
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