CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 361

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Eran cerca de las ocho. Los dos jóvenes se dirigieron a paso ligero al edificio Bakaleev, con el propósito de llegar antes que Lujine. -¿Quién era ese señor que estaba contigo? -preguntó Rasumikhine apenas llegaron a la calle. -Es Svidrigailof, ese hacendado que hizo la corte a mi hermana cuando la tuvo en su casa como institutriz. A causa de esta persecución, Marfa Petrovna, la esposa de Svidrigailof, echó a mi hermana de la casa. Esta señora pidió después perdón a Dunia, y ahora, hace unos días, ha muerto de repente. De ella hemos hablado hace un momento. No sé por qué temo tanto a ese hombre. Inmediatamente después del entierro de su mujer se ha venido a Petersburgo. Es un tipo muy extraño y parece abrigar algún proyecto misterioso. ¿Qué es lo que proyectará? Hay que proteger a Dunia contra él. Estaba deseando poder decírtelo. -¿Protegerla? Pero ¿qué mal puede él hacer a Avdotia Romanovna? En fin, Rodia, te agradezco esta prueba de confianza. Puedes estar tranquilo, que protegeremos a tu hermana. ¿Dónde vive ese hombre? -No lo sé. -¿Por qué no se lo has preguntado? Ha sido una lástima. Pero te aseguro que me enteraré. -¿Te has fijado en él? -preguntó Raskolnikof tras una pausa. -Sí, lo he podido observar perfectamente. -¿De veras lo has podido examinar bien? -insistió Raskolnikof. -Sí, recuerdo todos sus rasgos. Reconocería a ese hombre entre mil, pues tengo buena memoria para las fisonomías. Callaron nuevamente. -Oye -murmuró Raskolnikof-, ¿sabes que...? Mira, estaba pensando que... ¿no habrá sido todo una ilusión? -Pero ¿qué dices? No lo entiendo. Raskolnikof torció la boca en una sonrisa. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 360