CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 357

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski excusarme de haber amado a su hermana, le he dicho que yo había sido en este caso la primera victima. Pues bien, le confieso que ahora no siento ningún amor por ella, lo cual me causa verdadero asombro, al recordar lo mucho que la amé. -Lo que usted sintió -dijo Raskolnikof- fue un capricho de hombre libertino y ocioso. -Ciertamente soy un hombre ocioso y libertino; pero su hermana posee tan poderosos atractivos, que no es nada extraño que yo no pudiera desistir. Sin embargo, todo aquello no fue más que una nube de verano, como ahora he podido ver. -¿Hace mucho que se ha dado cuenta de eso? -Ya hace tiempo que lo sospechaba, pero no me convencí hasta anteayer, en el momento de mi llegada a Petersburgo. Sin embargo, ya habia llegado el tren a Moscú, y aún tenía el convencimiento de que venía aquí con objeto de desbancar a Lujine y obtener la mano de Avdotia Romanovna. -Perdone, pero ¿no podría usted abreviar y explicarme el objeto de su visita? Tengo cosas urgentes que hacer. -Con mucho gusto. He decidido emprender un viaje y quisiera arreglar ciertos asuntos antes de partir... Mis hijos se han quedado con su tía; son ricos y no me necesitan para nada.