Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
«¿Será sincero?, pensó Raskolnikof.
-No, el pagaré no me preocupó en ningún momento --dijo
Svidrigailof, volviendo al tema interrumpido-. Permanecía en el
campo muy a gusto. Por otra parte, pronto hará un año que Marfa
Petrovna, con motivo de mi cumpleaños, me entregó el
documento, como regalo, añadiendo a él una importante
cantidad... Pues era rica. «Ya ves cuánta es mi confianza en ti,
Arcadio Ivanovitch», me dijo. Sí, le aseguro que me lo dijo así.
¿No lo cree? Yo cumplía a la perfección mis deberes de propietario
rural. Se me conocía en toda la comarca. Hacía que me enviaran
libros. Esto al principio mereció la aprobación de Marfa Petrovna.
Después temió que tanta lectura me fatigara.
-Me parece que echa mucho de menos a Marfa Petrovna.
-¿Yo...? Tal vez... A propósito, ¿cree usted en apariciones?
-¿Qué clase de apariciones?
-¿Cómo que qué clase? lo que todo el mundo entiende por
apariciones.
-¿Y usted? ¿Usted cree?
-Si y no. Si usted quiere, no, pour v