CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 305

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Porfirio Petrovitch. Esto era lo que él quería. Así, desde el despacho le oyeron entrar en la casa riendo, y siguieron oyendo estas risas cuando los dos amigos llegaron a la antesala. -¡Ojo con decir aquí una sola palabra, porque te hago papilla! -dijo Rasumikhine fuera de sí y atenazando con su mano el hombro de su amigo. V Raskolnikof entró en el despacho con el gesto del hombre que hace descomunales esfuerzos para no reventar de risa. Le seguía Rasumikhine, rojo como la grana, cohibido, torpe y transfigurado por el furor del semblante. Su cara y su figura tenían en aquellos momentos un aspecto cómico que justificaba la hilaridad de su amigo. Raskolnikof, sin esperar a ser presentado, se inclinó an