Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
mentira. Que el asunto se ventile con toda franqueza. Y si Piotr
Petrovitch se molesta, allá él.
IV
En ese momento, la puerta se abrió sin ruido y apareció una
joven que paseó una tímida mirada por la habitación. Todos los
ojos se fijaron en ella con tanta sorpresa como curiosidad.
Raskolnikof no la reconoció en seguida. Era Sonia Simonovna
Marmeladova. La había visto el día anterior -por primera vez-,
pero en circunstancias y con un atavío que habían dejado en su
memoria una imagen completamente distinta de ella. Ahora iba
modestamente, incluso pobremente vestida y parecía muy joven,
una muchachita de modales honestos y reservados y carita
inocente y temerosa. Llevaba un vestido sumamente se