CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 27

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski Intentó llenarse el vaso, pero la botella estaba vacía. -Pero ¿por qué te han de compadecer? -preguntó el tabernero, acercándose a Marmeladof. La sala se llenó de risas mezcladas con insultos. Los primeros en reír e insultar fueron los que escuchaban al funcionario. Los otros, los que no habían prestado atención, les hicieron coro, pues les bastaba ver la cara del charlatán. -¿Compadecerme? ¿Por qué me han de compadecer? -bramó de pronto Marmeladof, levantándose, abriendo los brazos con un gesto de exaltación, como si sólo esperase este momento-. ¿Por qué me han de compadecer?, me preguntas. Tienes razón: no merezco que nadie me compadezca; lo que merezco es que me crucifiquen. ¡Sí, la cruz, no la compasión...! *7'V6