Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-Nos ha dado usted -dijo Avdotia Romanovna con una sonrisainteresantes detalles acerca del carácter de mi hermano, y lo ha
hecho con toda imparcialidad. Eso está muy bien; pero yo creía
que usted lo admiraba... Sin duda, como usted supone, debe de
haber alguna mujer en todo esto -añadió, pensativa.
-Yo no he dicho tal cosa..., aunque tal vez tenga usted razón. Sin
embargo...
-¿Qué?
-Que él no ama a nadie y tal vez no sienta amor jamás -afirmó
Rasumikhine.
-Es decir, que lo considera usted incapaz de amar.
-¿Sabe
usted,
Avdotia
Romanovna,
que
se
parece
extraordinariamente, e incluso me atrevería a decir que en todo, a
su hermano? -dijo Rasumikhine sin pensarlo.
Pero en seguida se acordó del juicio que acababa de expresar
sobre tal hermano, y enrojeció hasta las orejas. La joven no pudo
menos de echarse a reír al advertirlo.
-Es muy posible que estéis los dos equivocados en vuestro juicio
sobre Rodia -dijo Pulqueria Alejandrovna, un tanto ofendida-. No
hablo del presente, Dunetchka. Lo que Piotr Petrovitch nos dic RV