CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 264

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski alto todo aquello que no convenía referir, como, por ejemplo, la escena de la comisaría, con todas sus consecuencias. Las dos mujeres le escucharon con ávida atención. Sin embargo, cuando él creyó que había dado todos los detalles susceptibles de interesarlas y, por lo tanto, consideraba cumplida su misión, advirtió que ellas no opinaban así y que habían escuchado su largo relato simplemente como un preámbulo. -Dígame -dijo vivamente Pulqueria Alejandrovna-, ¿qué juzga usted...? ¡Oh, perdón...! No conozco todavía su nombre. -Dmitri Prokofitch. -Pues bien, Dmitri Prokofitch; yo quisiera saber... cuáles son las opiniones de Rodia, sus ideas, en estos momentos... Es decir..., compréndame... ¡Oh!, no sé cómo decírselo... Mire, yo quisiera saber qué es lo que le gusta y lo que no le gusta..., y si siempre está tan irritado como anoche..., y cuáles son sus deseos, mejor dicho, sus sueños y ambiciones..., y qué es lo que más influye en su ánimo en estos momentos... En una palabra, yo quisiera saber... -Pero, mamá -le interrumpió Dunia-, ¿quién puede responder a ese torrente de preguntas? -¡Es verdad, Dios mío! ¡Es que estaba tan lejos de esperar encontrarlo así! -Sin embargo -dijo Rasumikhine-, esos cambios son muy naturales. Yo no tengo madre, pero sí un tío que viene todos los años a verme. Y siempre me encuentra transformado, incluso físicamente... Bueno, lo importante es que han ocurrido muchas cosas durante los tres años que han estado ustedes sin ver a Rodion. Yo lo conozco desde hace año y medio. Ha sido siempre un hombre taciturno, sombrío y soberbio. Últimamente (o tal vez esto empezó antes de lo que suponemos) se ha convertido en un ser receloso y neurasténico. No es amigo de revelar sus sentimientos: prefiere mortificar a sus semejantes a mostrarse amable y expansivo con ellos. A veces se limita a aparecer frío e StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 263