CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 249

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski puede enterrarse para siempre. Tenemos abundantes ejemplos de ello. ¿Qué hacemos nosotros en la actualidad? Todos, todos sin excepción, nos hallamos, en lo que concierne a la ciencia, la cultura, el pensamiento, la invención, el ideal, los deseos, el liberalismo, la razón, la experiencia y todo lo demás, en una clase preparatoria del instituto, y nos contentamos con vivir con el espíritu ajeno... ¿Tengo razón o no la tengo? Díganme: ¿tengo razón? Rasumikhine dijo esto a grandes voces, sacudiendo y apretando las manos de las dos mujeres. -¿Qué sé yo, Dios mío? -exclamó la pobre Pulqueria Alejandrovna. Y Avdotia Romanovna repuso gravemente: -Ha dicho usted muchas verdades, pero yo no estoy de acuerdo con usted en todos los puntos. Apenas había terminado de pronunciar estas palabras, lanzó un grito de dolor provocado por un apretón de manos demasiado enérgico. Rasumilchine exclamó, en el colmo del entusiasmo: -¡Ha reconocido usted que tengo razón! Después de esto, no puedo menos de declarar que es usted un manantial de bondad, de buen juicio, de pureza y de perfecci ;6