CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 243

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski hermano y esperaba sus explicaciones. Las dos mujeres estaban enteradas del incidente por Nastasia, que lo había contado a su modo, y se hallaban sumidas en una amarga perplejidad. -Dunia -dijo Raskolnikof, haciendo un gran esfuerzo-, no quiero que se lleve a cabo ese matrimonio. Debes romper mañana mismo con Lujine y que no vuelva a hablarse de él. -¡Dios mío! -exclamó Pulqueria Alejandrovna. -Piensa lo que dices, Rodia; =replicó Avdotia Romanovna, con una cólera que consiguió ahogar en seguida-. Sin duda, tu estado no lo permite... Estás fatigado -terminó con acento cariñoso. -¿Crees que deliro? No: tú te quieres casar con Lujine por mí. Y yo no acepto tu sacrificio. Por lo tanto, escríbele una carta diciéndole que rompes con él. Dámela a leer mañana, y asunto concluido. -Yo no puedo hacer eso -replicó la joven, ofendida-. ¿Con qué derecho...? -Tú también pierdes la calma, Dunetchka -dijo la madre, aterrada y tratando de hacer callar a su hija-. Mañana hablaremos. Ahora lo que debemos hacer es marcharnos. -No estaba en su juicio -exclamó Rasumikhine con una voz que denunciaba su embriaguez-. De lo contrario, no se habría atrevido a hacer una cosa así. Mañana habrá recobrado la razón. Pero hoy lo ha echado de aquí. El otro, como es natural, se ha indignado... Estaba aquí discurseando y exhibiendo su sabiduría y se ha marchado con el rabo entre piernas. -O sea ¿que es verdad? -dijo Dunia, afligida-. Vamos, mamá... Buenas noches, Rodia. -No olvides lo que te he dicho, Dunia -dijo Raskolnikof reuniendo sus últimas fuerzas-. Yo no deliro. Ese matrimonio es una villanía. Yo puedo ser un infame, pero tú no debes serlo. Basta con que haya uno. Pero, por infame que yo sea, renegaría de ti. O Lujine o yo... Ya os podéis marchar. -O estás loco o eres un déspota -gruñó Rasumikhine. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 242